COLUMNA INVITADA

No desear nada

Vivimos en una constante proyección desde la carencia, deseando en la añoranza y el vacío

OPINIÓN

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Monica Castelazo / Columna invitada / El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Uno suele iniciar el año, -por costumbre o por inercia-, pensando en lo que pasó o no pasó el año anterior, y en paralelo añorando aquellas cosas o experiencias que pensamos deberíamos tener, porque nos falta ya solo eso por vivir para finalmente ser felices y plenos, y entonces con ese nuevo logro o meta alcanzada poder tener el año de nuestras vidas.

Vivimos en una constante proyección desde la carencia, deseando en la añoranza y el vacío, desde la programación de lo que nos han dicho que tenemos que ser y tener, pues como somos y con lo que hemos logrado no somos suficiente; no somos la familia perfecta, no tenemos el trabajo o la carrera que avala nuestro éxito, no tenemos el cuerpo de nuestros sueños ni somos lo suficientemente saludables, nuestra barriga es demasiado grande al igual que nuestra pereza por perseguir los sueños de ambición con los que podamos finalmente sentirnos realizados y ser reconocidos. 

No sé ustedes pero, después de una pandemia, y estos últimos años de observar al mundo en la dualidad, peleando por territorios, recursos para la energía sostenible o insostenible, de ver proyectos de civilización arrasar con los ecosistemas y los animales, de observar la demagogia en su máxima expresión debatir por la razón, para ver quién es el bueno y quién el malo, quién pierde y quién gana, me queda la sensación de que fuimos administrados de cierta anestesia para observar en los contenidos que consumimos todos los días, niños y familias enteras muriendo en la ficción mientras al mismo tiempo, el sacrificio absurdo de conflictos históricos aparentemente sin fin, acaban con vidas en la realidad, además por supuesto de bailar la danza de una aspiración musical para las nuevas generaciones basada en nombres de diseñadores de ropa, botellas de champaña y acumulación de billetes como mantras del futuro; considero que si nos queda un poco de humanidad, deberíamos detenernos. No tenemos el derecho a desear nada, no pidamos nada, simplemente paremos.

Aprender a ser felices con las circunstancias, es un ejercicio relativo a la madurez y debiera ser a la vez la expresión máxima de una sana comunicación interior, de un autoconocimiento desde la congruencia, si en lo individual lográramos ver desde dentro y dejáramos de proyectarnos en el afuera, allá en eso que me hace falta o que creo me va a completar, en qué le quito al otro, en qué más acumulo para demostrar, o en qué más logro para ser visto, y en su lugar vemos lo que sí somos, lo abrazamos y nos reconocemos; probablemente en el colectivo empiecen a pasar cosas distintas, más humanas, amables y positivas. No hay certeza de nada, pero no perdemos nada con intentarlo, con seguir siendo los románticos esperanzados que mantienen la luz encendida, para uno; y por qué no para todos. 

POR MÓNICA CASTELAZO

GERENTE SR. COMUNICACIÓN Y ASUNTOS CORPORATIVOS EN TEVA MÉXICO
X: @MONICACASTELAZO
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