Chile, que hoy luce dividido por una nueva Constitución, conmemorará el próximo lunes el 50 aniversario del golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende, liderado por el general Augusto Pinochet, que marcó el inicio de una dictadura sanguinaria y represiva de 17 años.
Medio siglo después, muchas heridas de la sociedad chilena siguen abiertas, pero también hay un sector de derecha que añora ese estilo de gobierno y, no sólo eso, tiene en sus manos la nueva propuesta de Constitución; seguramente podrá aceptar todo, menos que se borre la huella de Pinochet.
La dictadura tuvo como sello propio: por un lado, la represión, la violación de derechos humanos, las desapariciones y las ejecuciones; por otro, el libre mercado que impulsó el crecimiento económico del país, pero también la desigualdad e impuso un modelo militar que logró un supuesto “orden” social.
La era de Pinochet en Chile dejó un saldo de tres mil 200 asesinados y mil 162 desaparecidos, incluidos niños, después de un golpe militar que ha recibido la condena internacional y local. Aunque, 36 por ciento de la población en la actualidad manifiesta añoranza e indulgencia por la dictadura, según las encuestas.
Esta tendencia a favor de Pinochet ha venido ganando seguidores; hace 10 años, 18 por ciento justificaba el proceder de Pinochet, hoy es prácticamente el doble, pese a que miles de familias chilenas siguen padeciendo las consecuencias de ese régimen.
Se exiliaron 200 mil ciudadanos y 28 mil opositores fueron torturados. Según el Ministerio de Justicia, durante la dictadura hubo 40 mil 179 víctimas entre asesinados, desaparecidos, presos políticos y torturados, tal como establecieron dos comisiones de la verdad.
Hay mil 300 procesos criminales activos por violaciones de derechos humanos, según el ministro de Justicia, Luis Cordero. Y 150 condenados están cumpliendo sentencia en Punta Peuco, un penal exclusivo para los represores pinochetistas.
Pinochet murió en 2006 sin condena y sin enfrentar a la justicia chilena. Estuvo detenido 17 meses en Londres por orden del juez español Baltasar Garzón –que aplicó el principio de justicia universal para poder procesarlo– los trámites aguaron su extradición a España para que fuera juzgado, y terminó volviendo a la nación sudamericana por salud.
La figura de Pinochet sigue omnipresente en el imaginario colectivo. Hoy Chile es gobernado por el centro-izquierdista Gabriel Boric, quien ha implementado una política de inclusión, su gabinete está conformado por 13 mujeres y 12 hombres. Durante sus 18 meses en el poder ha tenido que realizar tres ajustes de gabinete, que no terminan de cuajar.
El cambio más doloroso ha sido el de Giorgio Jackson, ministro de Desarrollo Social y amigo personal de Boric, después de que la ultraderecha lo acusara de corrupción.
Parece probable que el pinochetismo siga ganando adeptos, pero también es seguro que nadie quiere volver a padecer desapariciones, torturas y ejecuciones. ¡Es el siglo XXI!
CITA
"Pinochet murió en 2006 sin enfrentar a la justicia chilena"
POR ISRAEL LÓPEZ
COLABORADOR
ISRAEL.LOPEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
MAAZ