Llegó la Selección Mexicana a Dallas, para el primer amistoso de la era de Jaime Lozano al frente de este equipo, sin la etiqueta de interino. Ya es su convocatoria, ya son sus jugadores, ya es su responsabilidad. Y ante esto vendrá algo para lo que debe estar preparado el técnico nacional, algo que no muchos pueden manejar de la mejor manera.
Más allá de toda la parafernalia, los anuncios de televisión, el dinero y la fama que se pueden ganar, la silla del entrenador de la Selección Mexicana es un asiento que puede “chuparse” a quien no esté preparado para enfrentarlo.
Es un puesto en el que no hay medias tintas. Si ganas, eres el más querido de todos; pero si pierdes, no sirves para maldita la cosa.
En esa posición, hemos visto cómo han llegado personajes con el cabello lleno de color (por hacer una referencia física para notar el cambio), y han terminado canosos, y en algún momento hasta demacrados, y con un enojo constante.
Y en un inicio de proceso que pudiera parecer tranquilo, porque los amistosos y los rivales no tendrían que representar una presión exagerada para el entrenador nacional, el entorno se ha puesto turbio para Lozano por el tema de Julián Quiñones.
Y no es que esté mal el técnico nacional en pensar en convocar a este futbolista en cuanto tenga la posibilidad y el pasaporte mexicano, pero tanta gente ha hablado del tema y lo ha llevado al punto de vista patriotero, que seguramente será un tópico constante en las conferencias de Jaime.
Pero así como está el tema de Quiñones de moda, también tendrá que responder al tema de Héctor Herrera y en su momento tendrá que hacerlo en relación a Raúl Jiménez, Hirving Lozano y a muchos otros de los llamados que haga.
Jaime Lozano ya no dirige a la Selección Nacional que disputó la Copa Oro. En ese torneo tenía todavía el colchón de ser interino y de poder equivocarse, al haber entrado de bombero a dirigir al equipo en busca de ganar el torneo.
Hoy, este hombre tiene que entender que será de los entrenadores más señalados del futbol mexicano, si no es que el más. Incluso, cuando no haya partidos o ni siquiera esté entrenando.
Hoy, todos sus movimientos serán seguidos a detalle, hasta los que no haga, porque le cuestionarán todo lo que no hizo o lo que no ha decidido.
Ante esto tiene que prepararse, y no dejarse contaminar por quienes piensan que entienden el negocio y que mueven los hilos, pero fallan al momento del manejo de crisis o al momento de querer salir de un problema, deportivo o extra cancha.
Jaime tiene que ser más inteligente fuera de la cancha que dentro de ella, ese es el gran reto como entrenador de la Selección Nacional, porque calidad para dirigir solamente el tiempo y los partidos nos dirá si la tiene, pero la personalidad y la inteligencia para manejar los entornos, debe de mostrarlos de manera inmediata.
POR GERARDO VELÁZQUEZ DE LEÓN
COLABORADOR
@GVLO2008
MAAZ