Movimiento Ciudadano comete un error al rechazar el esfuerzo opositor cristalizado en el Frente Amplio por México; porque si bien no representa el elevadísimo ideal teórico que nos gustaría, en el mundo real es el único proyecto viable para que las oposiciones sean competitivas en 2024, ante una inminente elección de Estado.
Comete además, de cierta manera una deshonestidad intelectual, cuando, para sostener su discurso de la “tercera vía”, hace una equivalencia política y moral entre el Frente y el obradorismo; como si fuera igual un bloque imperfectamente democrático-liberal, y otro deliberadamente autoritario-populista.
Movimiento Ciudadano tiene razón en que en México hay más de dos visiones de país. Y por supuesto tiene el derecho legítimo de aspirar a encabezar una alternativa propia.
Sin embargo, en la coyuntura específica de 2024 hay sólo dos opciones inmediatas: la continuidad y profundización de un régimen que ha demostrado sobradamente su hostilidad a la Constitución y a la democracia, y un Frente opositor que, con todas las objeciones que se le desee adjudicar, es el único dique de contención posible. Y que ahora, además, tiene una virtual candidata producto de un amplio, genuino y creciente respaldo ciudadano.
MC no ganaría por sí mismo, pero cuenta con fuerza suficiente para restar o sumar votos a la oposición, que en una posible elección cerrada serían potencialmente definitorios, tanto para la presidencia como para asegurar una indispensable mayoría opositora en el Congreso.
Diversas voces dentro de MC han expresado abiertamente estas realidades y defendido la necesidad de la unidad opositora, empezando por Enrique Alfaro, gobernador de su gran bastión, Jalisco. Lo mismo hizo este lunes uno de sus cuadros jóvenes, Agustín Basave Alanís y otra de sus figuras más prometedoras, Luis Donaldo Colosio Riojas, alcalde de Monterrey, al señalar con precisión: “no seré yo quién divida a la oposición”.
Pese a todo, la dirigencia nacional MC insiste en su negativa, argumentando incompatibilidad en principios, proyecto y su objeción moral a los representantes de la “vieja política”, como se refiere al resto de partidos.
Y ello suena extraño a la luz de los hechos. Porque MC ha formado múltiples alianzas; ha abierto su puerta y hecho candidatos a personajes de todos los partidos; ha mostrado ser, en muy diversas ocasiones, un partido pragmático, dirigido por políticos profesionales y cuyos integrantes, lejos de pureza ideológica u homogeneidad programática, conviven en una notable diversidad.
En todo caso, la adhesión al Frente no implicaría para MC renunciar a proyecto o principio alguno; al contrario, podría enriquecerlo con ellos. Numéricamente, hay evidencia que indica que MC de hecho aumentaría su representatividad legislativa con el Frente.
Sobre su rechazo a ciertos liderazgos (en particular Alito), muchas personas somos críticas de ese personaje impresentable, pero echar por la borda la unidad opositora solo por ello, y más ante el momento que vivimos, me parece un argumento insuficiente.
En Movimiento Ciudadano hay muchas personas talentosas, decentes, con vocación de servicio, entre las que cuento a varios amigos. Espero que comprendan, como ya lo han hecho muchos de sus compañeros, el momento histórico que vivimos y tomen una decisión que, sin renunciar a sus legítimas aspiraciones de largo plazo como partido, no sacrifique el futuro inmediato del país.
Porque sin ello no habrá ni tercera, ni cuarta ni quinta vía posible.
POR GUILLERMO LERDO DE TEJADA
COLABORADOR
@GuillermoLerdo
MAAZ