POLITEIA

La agenda cambió de manos

El Presidente anda especialmente preocupado. Ha perdido el control de la agenda. Quien la tiene ahora son sus odiados y denostados adversarios

OPINIÓN

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Fernando Rodríguez Doval / Politeia / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En política, “controlar la agenda” se refiere a la capacidad de una persona, grupo o entidad para influir en los temas y cuestiones que se discuten y priorizan en el ámbito público. Implica determinar qué temas se debaten en los medios de comunicación, en el Congreso, en las campañas electorales y en la opinión pública en general. 

No hay duda de que en los últimos cinco años el presidente Andrés Manuel López Obrador había tenido un control de la agenda casi total. 

Su conferencia mañanera diaria, la estridencia de sus descalificaciones y la potencia de su narrativa le permitieron tener la hegemonía de la conversación pública, pese a los denodados esfuerzos de una oposición que tardó en digerir los resultados electorales de 2018. 

De dos meses para acá, sin embargo, las cosas han cambiado súbitamente. Y el Presidente lo sabe y por eso anda especialmente preocupado. Ha perdido el control de la agenda. Quien la tiene ahora son sus odiados y denostados adversarios.

El Partido Acción Nacional, el Partido Revolucionario Institucional, el Partido de la Revolución Democrática y muchísimas organizaciones ciudadanas idearon un proceso complejo para elegir a quien habrá de coordinar lo que se ha dado en llamar el Frente Amplio por México.

 Frente a la soporífera pasarela morenista, el Frente diseñó un proceso inédito y participativo, no exento de problemas y dificultades. 

Y es que sólo se equivocan quienes se atreven a arriesgar. 

Como dijo el gran Luis H. Álvarez: “Ninguna iniciativa política tiene garantía de éxito; pero ningún éxito puede siquiera imaginarse sin asumir el riesgo de promover, alentar y sostener iniciativas políticas”. 

Como consecuencia de ese proceso, incierto hace solamente dos meses, ha emergido una figura que hoy ha puesto en jaque los cimientos de la mal llamada “Cuarta Transformación”: Xóchitl Gálvez. 

Las encuestas ya anticipan una cerrada contienda en la elección presidencial del próximo año, algo impensable hace unas cuantas semanas. 

AMLO y sus corcholatas hoy lucen aturdidos, desubicados, incluso malhumorados. 

En términos pugilísticos, hasta parecen estar contra las cuerdas. Han perdido el control de la agenda.

 Así lo acreditan los monitoreos de los medios de comunicación y las redes sociales, así como la propia actitud del Presidente y sus seguidores, al dedicar gran parte de sus intervenciones a hablar de lo que está haciendo la oposición. 

El control de la agenda es una estrategia clave en la política, ya que permite influir en la dirección del debate público y en la toma de decisiones políticas y puede ser la antesala de una victoria electoral.

 Hoy Andrés Manuel López Obrador y sus corcholatas han perdido el control de la agenda: se las arrebató una oposición que ahora tiene buenas posibilidades de hacer lo mismo con la presidencia de la República. 

POR FERNANDO RODRÍGUEZ DOVAL

POLITÓLOGO

@FERDOVAL

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