TU CAUSA ES MI CAUSA

Abrazando la discapacidad

Las oportunidades laborales en México para estas personas son limitadas y su salario es 33.3 por ciento menor a quienes no tienen alguna

OPINIÓN

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Dulce Galindo Villa / Tu causa es mi causa / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

¿Cuál es tu reacción cuando te encuentras con una persona con discapacidad en el transporte público, en la calle o en la escuela? ¿Las observas detenidamente? ¿Adoptas una actitud protectora? ¿Las evitas? A menudo, estos breves momentos, que para nosotros son pasajeros, pueden tener un gran impacto en la vida de las personas con discapacidad, sin que lo sepamos, las hacemos sentir discriminadas.

Durante mi etapa en la secundaria, tuve una compañera con discapacidad intelectual. La vi llorar debido a las burlas que recibía, y pocos maestros se tomaban en serio su educación. A pesar de todo, logró completar la secundaria. Era una alumna que nunca faltaba, se esforzaba mucho por aprender y salvo los malos días, siempre mostraba una sonrisa.

Siempre la observé, pero nunca supe cómo tratarla. Ahora entiendo que lo único que ella deseaba era pertenecer, sentirse aceptada y querida. En esta columna, me gustaría abrir una puerta hacia la empatía para esta comunidad al compartir algunas frases de personas con discapacidad:

• Me siento incómodo cuando la gente me trata de manera diferente porque piensa que no entiendo.

• Las personas, en general, quieren ayudarte tanto que a veces su desconocimiento sobre la discapacidad las lleva a exagerar y pasarse.

• Lo único que pedimos a la sociedad es que nos traten con normalidad.

Este trato diferente a menudo impide que las personas con discapacidad desarrollen otras habilidades y la posibilidad de ser independientes. De acuerdo con la conferencia TDx Talks de Daniel de Maria Campos, sobre inclusión y empatía, las oportunidades laborales en México para las personas con discapacidad son limitadas y su salario es 33.3 por ciento menor en comparación con quienes no tienen discapacidad. Además, sólo 5 por ciento de las personas con discapacidad tienen acceso a estudios universitarios, lo que significa que de los más de siete millones de personas con discapacidad en el país, sólo 350 mil pueden acceder a la educación superior.

Para reducir la desigualdad y la discriminación, en 1960 un grupo de madres con hijos e hijas con discapacidad fundaron Ampre, la primera escuela de educación especial en México. Su enfoque es la inclusión social a través de un programa que aborda las necesidades de desarrollo de esta comunidad, como la independencia personal, la socialización, la comprensión del entorno y la capacitación ocupacional, lo que les permite integrarse exitosamente en la sociedad.

En sus 63 años de servicio, han apoyado a 10 mil personas con discapacidad y han desarrollado proyectos para mejorar su bienestar, como la creación de una residencia permanente que proporciona un entorno seguro para aquellos que no cuentan con cuidado familiar.

La empleabilidad de las personas con discapacidad es otro aspecto importante para Ampre. Pronto, gracias al apoyo de Grupo Andrade, se inaugurará una cafetería abierta al público en las instalaciones de Ampre. El objetivo es que, en el futuro, este negocio opere fuera de la fundación, pero primero es necesario capacitar a las personas para enfrentar los desafíos del servicio al cliente.

La pregunta que debemos hacernos es si estamos listos para ser parte de estos proyectos de inclusión. Las personas con discapacidad se esfuerzan cada día para ser mejores que el día anterior y están dando su máximo esfuerzo para ser parte de nuestra sociedad ¿Estamos haciendo lo suficiente para ayudar a esta comunidad en su proceso de integración?

 

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