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Ni verdad ni historia

Abordar el tema de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa siempre es complejo

OPINIÓN

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Carlos Zúñiga / Acceso Libre / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

Abordar el tema de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa siempre es complejo. La cantidad de datos, nombres, versiones, lugares, declaraciones son vastas. Tanto que dos administraciones federales no han podido articular una investigación sólida. O no han querido.

En su toma de posesión, Andrés Manuel López Obrador anunció que se constituía una comisión de la verdad para castigar los abusos de autoridad y atender el caso de los jóvenes desaparecidos aquella noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero. A nueve años, la impunidad está garantizada.

La comisión se encargó de intentar desmontar la “verdad histórica” del gobierno de Enrique Peña Nieto, pero solo para dar paso a una nueva “verdad”. Usaron informes falsos, datos desacreditados, testimonios arreglados para crear una nueva narrativa.

Hace un par de días, el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, Alejandro Encinas, presentó los resultados segundo informe de la Comisión Ayotzinapa, en el que postula tres hipótesis sobre el destino de los 43 estudiantes: La primera continua con la idea de que fueron infiltrados por el grupo delictivo de Los Rojos y confundidos por sus rivales de Guerreros Unidos; la segunda es que fue una venganza del alcalde José Luis Abarca por protestas en su contra, y la tercera es que habrían tomado un autobús con cargamento de armas o drogas de Guerreros Unidos con destino a Chicago. Ninguna de estas hipótesis es nueva, solo reiteran lo que ya se sabía.

Alejandro Robledo, abogado de militares acusados por el caso Ayotzinapa, llamó a la nueva verdad de la 4T como la “Verdad Histérica”, pues ha sido un ir y venir de omisiones y falsificaciones.

Hoy hay militares presos, pero no autores materiales. Estamos hablando de dos administraciones diferentes donde confluye un hecho innegable: algo impide que no se sepa la verdad de aquella noche negra de Iguala.

A casi una década de los hechos, queda claro que 2014 quedará a la par de 1968. Y con el riesgo de que se repita.

POR CARLOS ZÚÑIGA PÉREZ 

COLABORADOR

@CARLOSZUP

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