LA ENCERRONA

El péndulo latinoamericano

Después de la Segunda Guerra Mundial fue muy claro que el mundo viró hacia la izquierda tras los pasajes nazistas y fascistas ocurridos en Europa

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

“Huid del país donde uno solo ejerce todos los poderes: es un país de esclavos”. Simón Bolívar.

La actualidad se ve rebasada por miles de habitantes con deseos infinitos y recursos finitos, una sociedad en la cual las desigualdades son cada vez más amplias y en la que cada día se nota más el deterioro de nuestro planeta. Ante esto, la política no ha dado respuestas adecuadas y la sociedad ha dado cuenta de ello y, a sabiendas que el sistema político y democrático fungen como “mal necesario” (que, en realidad es un bien), las y los sufragantes van de derecha a izquierda en el cartesiano político, como un “loop” interminable en busca de soluciones.

Después de la Segunda Guerra Mundial fue muy claro que el mundo viró hacia la izquierda tras los pasajes nazistas y fascistas ocurridos en Europa, sin embargo, en las décadas de los 80 y 90, con la entrada del neoliberalismo a causa del Consenso de Washington y el triunfo de Estados Unidos en la Guerra Fría, el auge de las derechas ha resurgido en el mundo. Pareciera que en la actualidad hablar de antiinmigración, de xenofobia, de racismo y pensamientos antilibertad de género se ha vuelto popular en algunos sectores de la política, pues se suma a personajes que, sin ningún tapujo, toman esta visión como bandera para “cambiar” las cosas dentro de sus naciones.

En este sentido, nuestra mágica América Latina nos ofrece una fotografía paradójica de lo comentado. Su viraje entre gobiernos con ideología de izquierda y derecha es una constante. Vemos cómo en un intento más de “engranar” gobiernos progresistas siempre aparece el “fantasma” de la derecha. Se ejemplifica con Chile, que en el mandato de Boric, aparece para ganar el plebiscito de la redacción de una nueva Constitución un personaje como Kast; en el tercer gobierno de Lula da Silva en Brasil, aún sigue vigente el movimiento bolsonarista; en las primarias argentinas la figura de Milei irrumpe con la promesa típica de debilitar al Estado y, aunque parezca increíble, gana adeptos.

El caso de Colombia, con el primer presidente de izquierda en la vida independiente de la nación cafetalera, Gustavo Petro, también es similar, el movimiento uribista sigue en el imaginario colectivo y el tiempo de credibilidad a las políticas de Petro cada vez se agota más. Asimismo, el caso venezolano es un buen parangón de cómo la izquierda hace todo para que la derecha vuelva a gobernar. Me explico, antes de la llegada de Chávez, los gobiernos en Venezuela privilegiaban el neoliberalismo, la privatización y los valores de derecha, por esto la llegada del comandante fue revitalizadora para un gran sector de la población que, sin embargo, hoy sueñan con sacar a Maduro y al chavismo entero del Palacio de Miraflores. 

Vivimos en tiempos en los que la política no está permeando en la sociedad, al menos de manera positiva. En Latinoamérica y en todo el mundo debemos de ser cuidadosos con estos “golpes de timón” dentro del espectro político, las derechas e izquierdas llevadas al extremo, pueden acabar con los pilares básicos de una nación y de la democracia misma. Vuelvo al ejemplo de Venezuela. Es un buen y oportuno recordatorio para nuestro país de cara a unas elecciones presidenciales. Debemos ser más críticos con lo realizado por nuestro gobierno y seguir la máxima democrática, premiar o castigar a través de nuestro voto.

POR ADRIANA SARUR

ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM

@ASARUR

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