COLUMNA INVITADA

Las diversas aristas de la crisis migratoria

Es un fenómeno complejo que, junto con las personas, impacta a las instituciones, la economía y las elecciones.

OPINIÓN

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Claudia Ruiz Massieu / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Cuando hablamos de migración pensamos, sobre todo y con razón, en su componente humano. Ahora bien, se trata de un fenómeno complejo que, junto con las personas, impacta a las instituciones, la economía y hasta las elecciones, entre otras áreas. Sus consecuencias se dejan sentir en distintos espacios y niveles, algunos más evidentes que otros.

Claro que es, antes que otra cuestión, una crisis humanitaria. Sus causas son mayoritariamente circunstancias no elegidas, como la violencia o la pobreza. En el trayecto, los migrantes encuentran innumerables injusticias, desde estafas hasta tráfico de personas. Y quienes logran llegar a su destino aún deben enfrentar abusos como la discriminación y falta de derechos.

Al mismo tiempo, los efectos de la migración se extienden a sectores como las actividades económicas. Hace unos días, Ferromex decidió detener 60 trenes para proteger la integridad de las más de 4 mil personas que se concentran en sus vías y patios de operaciones en varios estados. Ello representó pérdidas diarias de 40 millones de pesos, de acuerdo con algunos analistas, además de importantes retrasos de las mercancías en tránsito hacia Estados Unidos.

Casi al mismo tiempo, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) estadounidense decidió unilateralmente suspender el procesamiento de carga en el Puente de las Américas, entre Ciudad Juárez y El Paso. El cierre impidió el paso de 600 tráileres diarios, lo cual representó pérdidas por hasta 33 millones de dólares cada día.

Otra de las aristas de la migración es el creciente desafío para la gobernabilidad en las ciudades fronterizas, cuyas capacidades institucionales están rebasadas. En Ciudad Juárez, los albergues son insuficientes desde hace meses, lo que ha provocado que miles de migrantes vivan en las calles. El alcalde de El Paso, Oscar Lesser, afirmó recientemente que están ante un “punto de quiebre” a causa de las 2 mil personas que diariamente buscan asilo.

La magnitud de esta crisis no tiene precedente. De acuerdo con el Instituto Nacional de Migración (INM), sólo en septiembre fueron rescatadas 189 mil personas en tránsito: un promedio de 9 mil al día. Los cruces hacia EE. UU. también han aumentado sistemáticamente, hasta alcanzar 8,600 en apenas 24 horas.

La situación ha obligado a las autoridades migratorias (INM y CBP), gobiernos locales y Ferromex a suscribir un acuerdo para evitar que las personas arriesguen su vida en los trenes de carga. No se trata de un mecanismo entre gobiernos nacionales, sino de un plan de re-acción para hacer frente al impacto local de la migración. La estrategia consiste, esencialmente, en “despresurizar” la frontera mediante el retorno masivo de migrantes a sus países de origen.

No obstante, se trata de paliativos de corto plazo. Más aún, si bien la migración es un desafío transnacional, incluso los compromisos multilaterales resultan a veces volátiles –sobre todo en época electoral, como a la que estamos por entrar en ambos países.  Así, y sin dejar de exigir corresponsabilidad a nuestros vecinos, México debe plantearse, como política de Estado, tener un estándar de capacidades autónomas –en forma de instituciones, personal, protocolos y muy importante, presupuestos adecuados– que con independencia de coyunturas le permitan atender las afectaciones humanas, económicas e institucionales de la migración. Parte de esta visión debe consistir en ayudar a los gobiernos locales a desarrollar mayores capacidades, que hoy están desbordadas y que en el corto plazo quedarán aún más presionadas.

Claudia Ruiz Massieu

Senadora de la República

EEZ