COLUMNA INVITADA

La rendición de cuentas y la transparencia: ¿conflicto generacional?

No hay que inventar genialidades monstruosas para reparar en hechos acontecidos en la realidad que fomentan el debate entre el imperio de lo arcano y el escrutinio de lo social

OPINIÓN

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Juan Luis González Alcántara / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Bajo la dirección de Ishiro Honda, en 1954 la productora fílmica Toho, mostró al mundo una parábola sobre el terror de una nación que vivió un bombardeo atómico y las consecuencias que, aún después de nueve años, eran notorias. Por supuesto, me refiero al único clásico de esta zaga de ciencia ficción: Godzilla.

En una escena que es la que nos interesa para este artículo, el gobierno parlamentario del Japón, al tomar conocimiento del peligro radioactivo que representa el ataque de semejante “kaiju”, permite observar dos bandos claramente diferenciados. Por un lado, un grupo totalmente viril conformado por políticos de la vieja guardia y, por el otro, un conjunto variopinto de mujeres y hombres jóvenes –entre políticos noveles y científicos medioambientalistas–. El disenso es notorio, hasta agresivo. Los primeros quieren mantener en el secretismo y la opacidad la amenaza más que latente; mientras que los segundos exigen transparencia y rendición de cuentas. Afortunadamente, ganan el debate estos últimos.

No hay que inventar genialidades monstruosas para reparar en hechos acontecidos en la realidad que fomentan el debate entre el imperio de lo arcano y el escrutinio de lo social. En los primeros años de funcionamiento del entonces IFAI, sucedió el robo de material radioactivo –algo que ni siquiera los propios ladrones tenían idea– y surgió la polémica: por razones de seguridad nacional –razón sempiternamente alegada– debería mantenerse en secreto la información, o por cuestiones de protección civil de la población, tendrían que hacerse sin demora del conocimiento público. El bando último repitió el triunfo a favor de la rendición de informes. Incluso, ya es común en tiempos actuales dar alertas sobre el robo de este tipo de material peligroso.

Otro caso real, sin duda, más grave: A principios de septiembre de este año, en plena contraofensiva ucraniana –lenta y aparentemente firme–, el presidente Zelenski destituyó a Oleksiy Resnikov (ministro de Defensa desde antes que iniciara la invasión rusa), junto con otros cinco funcionarios de alto nivel. La diplomacia política que justificó el cambio hacia la sociedad ucraniana se redujo a la frase “un nuevo enfoque”. En el trasfondo despojado de candidez, fue un tema de corrupción señalado por la Unión Europea y los países que han aportado recursos económicos y materiales por compras a sobreprecio, disposición ilícita de recursos, uso obsceno de bienes y material bélico vital para la guerra en que está empeñada la población en la defensa de su patria.

El punto a todo esto, y que llama profundamente mi atención, es el siguiente: ¿la rendición de cuentas y la transparencia es un tema generacional? No tengo una respuesta definida al respecto, pero sí me parece que hay indicios de que ambos tópicos forman parte de una agenda pública novedosa, necesaria en cualquier Estado de derecho. Que la transparencia y rendición de cuentas son los nuevos puntales de la democracia real, y que suelen ser incomprendidos por las viejas generaciones de políticos, no de edad sino de pensamiento, es algo que también debemos pelear y salvaguardar los mexicanos para defender nuestra democracia. Transparencia y rendición de cuentas es una demanda histórica en construcción.

POR JUAN LUIS GONZÁLEZ ALCÁNTARA CARRANCÁ
MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN

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