La convivencia es un asunto complejo que entraña las relaciones entre sujetos que conviven en un mismo entorno, por lo tanto es factible encontrar distintas manifestaciones y/o violencia que pueden obstaculizar el óptimo desarrollo de los estudiantes en sus ambientes de aprendizaje. Estoy convencido de que la educación en México debe contribuir a la mejor convivencia humana, al aprendizaje y al desarrollo integral.
Es por ello que aplaudo, como integrante de la Comisión por los Derechos de la Niñez y la Adolescencia en el Senado, la decisión de la SEP y la Autoridad Educativa Federal en la CDMX (AEFCM) de favorecer el desarrollo integral del pensamiento crítico y el fortalecimiento del tejido social para evitar la corrupción, combatir la discriminación y la violencia, objetivos que se incluyen en las guías operativas de los servicios de educación básica, especial y para adultos en sus planteles.
El nuevo documento normativo titulado Marco para la Convivencia Escolar, incluye protocolos para la prevención y atención de las violencias escolares y medidas de contención ante brotes epidemiológicos y de seguridad en caso de emergencia.
Entre los elementos innovadores del documento se encuentra el énfasis en la cultura de la paz, desarrollo de habilidades socioemocionales y educación inclusiva, además de estrategias para el uso de la tecnología a fin de promover el civismo digital.
En la regulación de la convivencia escolar para planteles públicos y particulares de preescolar, primaria y secundaria destaca el cambio del concepto “consecuencias disciplinarias, por “acciones formativas” también conocidas como “acciones positivas” y/o “medidas positivas”.
Incluye estrategias para el uso de las tecnologías de información para promover el civismo digital y acciones formativas frente a las conductas de mayor riesgo para los adolescentes como la participación en retos virales y consumo de sustancias psicoactivas, así como el fenómeno del diálogo y la mediación para la regulación de conflictos.
Lograr una educación de calidad es uno de los objetivos primordiales para alcanzar el bienestar y desarrollo integral de las y los alumnos y así contribuir a la formación de pensamiento crítico, la transformación y el crecimiento solidario de la sociedad, enfatizando el trabajo en equipo y el aprendizaje colaborativo.
Entre los temas que abordan los estudiantes están: Autoestima. Me conozco y me quiero como soy; Reconozco y manejo mis emociones; Convivo con los demás y el respeto; Las reglas y acuerdos de convivencia; Manejo y resolución de conflictos; y Todas las familias son importantes.
¿Para solucionar problemas busco resolverlos mediante el diálogo y la negociación?; ¿Ayudo a personas que tienen diferencias de opinión a llegar a acuerdos?; ¿Considero los sentimientos de los otros en diversas situaciones?; ¿Practico el manejo de estrés para mantenerme calmado y saludable?; ¿Cuando una situación me da miedo me paralizo?; son algunas de las preguntas dirigidas a las y los niños, que también nos llevan a reflexionar a los adultos para así vivir en armonía con uno mismo, los demás y el mundo, porque para construir una sociedad justa, como la que queremos en la 4T, es necesario integrar la educación para la paz dentro del sistema educativo desde los primeros años escolares.
POR CÉSAR CRAVIOTO ROMERO
SENADOR DE LA REPÚBLICA POR LA CIUDAD DE MÉXICO
@CRAVIOTOCESAR
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