DES... PROPÓSITOS

Latinoamérica: Demasiada Discusión Política

Bajo cualquier óptica el futuro de los países latinoamericanos parece incierto

OPINIÓN

·
Agustín García Villa / Des... Propósitos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Bajo cualquier óptica el futuro de los países latinoamericanos parece incierto. Por ningún lado se ve un plan de desarrollo que involucre proyectos que permitan avizorar un horizonte prometedor para su población en general. Da la impresión que la región ha regresado a las décadas de los 70 y los 80 cuando estaba sumida en debates políticos que nunca la condujeron a ninguna parte, como lo fue el desarrollo de la Teoría de la Dependencia a través de la cual se buscaba explicar el porqué de la situación de estancamiento regional de esas épocas y las posibles formas de emancipación de un modelo de explotación que ataba su desarrollo.

Tal como acontecía en ese entonces, hoy la mayor parte de los países latinoamericanos se debaten en discusiones entre izquierdas y derechas, sin que exista cierta cohesión y perspectiva de desarrollo que de fuerza a la región hacia el futuro.

Los esfuerzos de integración iniciados en el pasado como lo han sido ALADI, MERCOSUR, el Pacto Andino, Caricom, la Alianza del Pacifico, etc., no han dejado de ser sino buenas intenciones que por muy diversas causas no han dado los resultados esperados. Salvo contadas excepciones, América Latina sigue como una región proveedora de materias primas, embelesada en problemas de índole política que no hacen sino retardar su posible desarrollo, en tanto países de otros continentes y regiones que en las décadas de los 70 y 80 presentaban estadísticas socio-económicas mucho más precarias que los  latinoamericanos, hoy se erigen en economías estructuradas que permiten mejores niveles de bienestar de sus poblaciones.

La América Latina de hoy vuelve a dar prioridad a la discusión de temas políticos con sesgos ideológicos que sí bien en algunos casos son importantes, ello, no justifica que se deje de lado la problemática socio-económica que enfrenta la región, como el mejoramiento de los indicadores de pobreza, la salud, la educación, la alimentación, la vivienda, etc.

El escenario regional en la actualidad presenta a algunos países que han sido secuestrados por el autoritarismo y corrupción indiscriminada donde han cesado de operar las prácticas democráticas, como los casos de Cuba, Venezuela o Nicaragua; otros, abiertamente aliados a grupos internacionales de la delincuencia, en tanto, en muchos más  se persigue la instauración de democracias iliberales donde la democracia se maneja a base de simulaciones y dádivas, con gobiernos que anteponen su permanencia en el poder al desarrollo de sus países y, por ende, el bienestar de sus conciudadanos.

La Argentina, hoy en día, busca el cambio de un gobierno de corte peronista-kirchnerista, semi de izquierda, a uno liberal populista de ultraderecha encabezado por Javier Milei admirador declarado de Trump y Bolsonaro, gobernantes, ambos, que ya probaron su ineficacia y poder destructivo.

Recientemente en Santiago de  Chile con motivo del 50 aniversario del bombardeo al Palacio de la Moneda y el suicidio del presidente Salvador Allende, el presidente Boric, conjuntamente con cuatro mandatarios latinoamericanos asistentes al acto: México, Colombia, Bolivia y Uruguay,  firmaron lo que se denominó “Compromiso de Santiago” el cual propone “enfrentar los desafíos de la democracia con mas democracia, hacer de la defensa y promoción de los derechos humanos un valor compartido y fortalecer los espacios de colaboración entre estados”.

Así como se signó este compromiso de carácter político, se deberían firmar 

muchos otros convenios de carácter socio- económico tendientes a la defensa de nuestros recursos naturales y su mejor comercialización internacional y la creación conjunta de grandes proyectos regionales que promuevan el desarrollo de nuestros países con claros objetivos en el horizonte.

América Latina debe asumir una estrategia regional y por países, como lo han hecho muchos en Asia, que permita la erradicación de la pobreza y la mala distribución del ingreso. Ni derechas ni izquierdas, sino democracias con estados de derecho que deriven orden y estabilidad, que incentiven el desarrollo y la atracción de nuevas inversiones en tecnología, manufactura, nuevas fuentes de energía, mejoramiento ambiental, etc. Sólo así será posible alcanzar los mínimos de bienestar que requiere urgentemente la mayor parte de la población latinoamericana.

POR AGUSTÍN GARCÍA VILLA

ANALISTA POLÍTICO

MAAZ