Todas y todos estamos muy preocupados por los abusos a los que están sujetas niñas, niños y adolescentes, pero pocos quieren hablar del tema. Un paso importante es que dejemos de tratarlos como tabú y empecemos a llamar a las cosas por su nombre.
La paradoja es que queremos que estén alertas pero, al mismo tiempo, no les explicamos de forma clara, cómo prevenirlo, detectarlo y denunciarlo.
En términos jurídicos, recientemente las y los diputados, aprobaron un dictamen que reforma la ley general de los derechos de niñas, niños y adolescentes, para que en los asuntos en los que ellos tengan que ver, además de sentencias en formato tradicional, se emita otra que sea accesible, con un lenguaje simple y cotidiano.
Si ya nos estamos dando cuenta de la necesidad de transmitirles de manera comprensible las decisiones que afectan sus derechos, cuanto más relevante resulta poder explicárselos antes de que suceda la afectación.
Es un ganar ganar. Que puedan conocer sus derechos, cómo cuidarse y a quién dirigirse, puede evitar, amén de largos procesos judiciales, que la infancia sea violentada, permitiéndoles crecer de manera sana y contribuyendo con ello, además, a establecer las bases para un mejor país.
Pues bien, un beneficio que parecería tan obvio, no lo es. Parte del impulso que estamos dando en favor de los niños, es a través de la información compartida quincenalmente en esta columna. También en redes sociales y medios de comunicación. No obstante, en algunas ocasiones, los comentarios recibidos son difíciles de creer. Individuos que, al parecer, están en contra de que las recomendaciones lleguen a sus destinatarios.
Más aún, iniciamos con una alianza de amigas y amigos el programa Pasos para la Seguridad Infantil, con un foco especial en Mexicali y con la simpatía inicial de la Coalición para la Participación Social en la Educación (Copase). Su objetivo es brindar información a niños, docentes, padres y madres, de cómo pueden prevenir, detectar y denunciar el abuso infantil.
No lo van a creer, pero también hemos encontrado resistencia de que la información llegue a los oídos de las niñas, niños y adolescentes.
Y el tema no termina ahí. Para preparar el folleto que estamos distribuyendo, en el apartado de ¿cómo denunciar?, buscamos información vía telefónica en la Subprocuraduría para la Defensa de los Menores y la Familia (DIF), así como en la Fiscalía General, ambos de Baja California y obtener algo de información fue un viacrucis. Sin duda, el tema en muchos ámbitos está vedado. ¿Será por cuidar las cifras? ¿qué en 7 de cada 10 casos el violentador es un familiar?, el problema es que quien sale perdiendo es la infancia.
Por ello y, por los obstáculos que hemos encontrado para difundir, especialmente, sobre prevención, es por lo que los invito a sumarse y a una reflexión seria sobre la importancia de dotar a niñas, niños y adolescentes, de herramientas que les permitan protegerse. Estoy convencido de que la prevención comienza en casa y en las escuelas. ¿Ustedes qué opinan?
POR JOSÉ LUIS AYOUB
COLABORADOR
@jlayoub
MAAZ