HIEL Y MIEL

Atrapados sin salida

Subir a la llamada Bestia o cualquier otro tren para jugarse la vida tratando de escapar de ser asesinados impunemente en una cárcel disfrazada de refugio, o morir asfixiados dentro de un camión, son parte de sus posibilidades.

OPINIÓN

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Tere Vale / Hiel y Miel / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hemos sido testigos del incremento de la presión sin precedente que enfrentan los migrantes, desplazados y refugiados de Haití, Honduras, Cuba, El Salvador, Guatemala y Venezuela (y otros países no solo de Latinoamérica, sino de todo el mundo) que entran a nuestro territorio y no logran llegar a Estados Unidos, ni resolver aquí sus necesidades más ingentes. Sin comida, refugio ni servicios de salud, tampoco reciben un trato humano.

Subir a la llamada Bestia o cualquier otro tren para jugarse la vida tratando de escapar de ser asesinados impunemente en una cárcel disfrazada de refugio, o morir asfixiados dentro de un camión, son parte de sus posibilidades.

Esta crisis la enfrenta no sólo México, sino también Estados Unidos y Europa, por lo tanto, nada parece más necesario que un reparto urgente de responsabilidades por regiones. Creo que este es el tema que debería ocupar prioritariamente a los gobiernos del mundo en reuniones como la reciente asamblea de Naciones Unidas. Pero esto no sucede así.

En México, nos convertimos primero en el muro de Trump y poco después en el de Biden. Para los efectos da igual uno que otro mandatario estadounidense. Nos transformamos en tercer país de acogida, aunque los ciudadanos nunca fuimos consultados para ello.

Republicanos o demócratas, populistas o no, en Estados Unidos todos quieren lo mismo: que nuestro país retenga a los miles y miles de centroamericanos o caribeños (o de los mismos mexicanos) que jugándose la vida se ven obligados a escapar de situaciones de violencia o pobreza insoportables.

Hace un par de días vimos a una multitud de migrantes irrumpiendo en las oficinas de apoyo a los refugiados en Tapachula, después de días de estar esperando (en condiciones infrahumanas) para tramitar sus documentos.

¿De esta forma se pretende retener a los migrantes en México? ¿Estamos dispuestos a ser cómplices silenciosos de todo tipo de brutalidades?

La respuesta oficial ante todos estos hechos ha sido de una indiferencia, desde mi punto de vista, incomprensible. En este 2023 se ha generado un récord de solicitudes de asilo y se espera que al terminar el año se acumulen más de 150 mil solicitudes.

Además de los golpes, violaciones y crímenes contra estas personas que solo buscan sobrevivir, existe una situación de insalubridad, carencia de servicios, hacinamiento y falta de atención médica que sufren. Estas condiciones son deplorables y riesgosas para todos, pero parece que a nadie le preocupa.

La tortura, la brutalidad militar o policiaca, la falta de respeto a los derechos humanos son temas prioritarios que deberían importarnos a todos.

¿Acaso se está trabajando en una negociación con Estados Unidos que regule la situación de los migrantes en México y sus anhelos por llegar a aquel país?

No lo creo, ojalá fuera así.

POR TERE VALE

COLABORADORA

@TEREVALEMX

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