COLUMNA INVITADA

Los sueños de Leonora Carrington y Lenka Klobásová

Guadalajara ha sido el epicentro de un sinfín de movimientos artísticos relevantes

OPINIÓN

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Luis Ignacio Sáinz / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Guadalajara ha sido el epicentro de un sinfín de movimientos artísticos relevantes que han impactado la cultura nacional y trascendido nuestras fronteras. Representan lo mejor de nuestras vanguardias. De limitarnos a la pintura invocar los nombres de José Clemente Orozco, el Dr. Atl Gerardo Murillo, Roberto Montenegro, Chucho Reyes, María Izquierdo, Juan Soriano, Jesús Guerrero Galván o Enrique Guzmán, nos da una ligera idea de su solidez patrimonial, tan solo entre los creadores fallecidos, pues mencionar los que se encuentran en activo sería imposible, sucumbo a la tentación de mencionar en soledad a Pilar Bordes y Gabriel Macotela.

En todo caso los talentos locales, fogueados en México y el mundo, en el tiempo de la memoria y en la actualidad se han beneficiado y lo siguen haciendo del espíritu cosmopolita que prevalece en la capital de Jalisco. Siempre abiertos a recibir a exponentes clave de las ciencias y las artes. Y sus instituciones funcionan como espacios abiertos al debate y la crítica, el diálogo entre creadores, gestores e intelectuales.

Destaca la Galería Páramo, fundada en 2012, que impulsa el encuentro entre creadores de distintas generaciones; sobresaliendo su última iniciativa que vincula los delirios y las fantasías de Leonora Carrington y Lenka Klobásová. En el abanico que va de la figuración a la abstracción los creadores se plantean: ¿qué es la realidad? y ¿cómo representarla? Del sinfín de respuestas brindadas a estos interrogantes se generan en la conciencia de los artistas otras preguntas: ¿el mundo posee materialidad, es objetivo y los contiene? o ¿el mundo es una suma de constelaciones producto de sus imaginaciones y los incorpora?

Gracias entonces a que el mundo, sus accidentes y actores, más las formas en que uno y otros son representados, las artes fluyen en libertad, desconociendo sus límites. Así, los sueños de Leonora Carrington (Lancashire, 1917 - Ciudad de México, 2011) forjan un realismo mágico, seductor y asombroso, capaz de detonar por igual sentimientos encontrados como la belleza o el miedo; son narraciones visuales que comparten historias y que transforman a su hacedora en una luminosa cuenta-cuentos.

Así, los sueños de Lenka Klobásová (Brno, 1977) formulan fantasías cósmicas, en movimiento perenne, oscilantes del detalle microscópico a la totalidad telescópica, que brindan paisajes serenos y profundos; son estados de ánimo cercanos a la meditación que convierten a su inventora en devota de la contemplación zen.

Caras de una misma moneda, el proceso de composición que se manifiesta en una diversidad complementaria. Ambos discursos estéticos son súbditos del onirismo, de la capacidad desbordada de fabricar gajos de fantasía. Lo hacen cada una a su manera, escuchando sus voces profundas, atrapando las imágenes que habitan sus subconscientes.

Cronistas de sueños que provenientes de Europa eligieron a México como su patria-matria, enraizándose en una nueva Weltanschauung (cosmovisión, intuición de mundo). Sus miradas enriquecen nuestra identidad cultural, que es plural y abierta, y entre sí dialogan con intensidad, sabiéndose parte y no totalidad, instante y no eternidad. Son humildes, no pretenden imponer nada en específico, se limitan a enriquecer nuestras sensibilidades como espectadores-interlocutores. Brillantes y luminosas, Carrington y Klobásová hacen que nuestra vida diaria adquiera profundidad, armonía y una dosis de misterio.

POR LUIS IGNACIO SÁINZ

COLABORADOR

SAINZCHAVEZL@GMAIL.COM

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