Hace 50 años, los países integrantes de la OPEP paralizaron la economía internacional al decretar el embargo de las exportaciones de petróleo hacia los países occidentales. La crisis petrolera de 1973 incrementó los costos de producción y el precio de los combustibles en los países desarrollados, modificando las formas de organización industrial y los hábitos de consumo en gran parte del orbe.
Medio siglo después, Occidente enfrenta un nuevo desafío conforme los BRICS despuntan como una fuerza que ejercerá una influencia cada vez mayor en la economía mundial. Surgido en 2009, el bloque integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica ha anunciado la incorporación de seis naciones más: Argentina, Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán. Además, se anunció que otros 40 países han solicitado su ingreso, justo cuando distintos medios habían pronosticado su extinción.
Con la expansión anunciada en agosto, los BRICS nuevamente han llamado la atención mientras algunos medios especularon que en su cumbre se anunciaría el lanzamiento de una moneda común que desafiaría la preeminencia del dólar estadounidense como principal referencia en el mundo. El pronóstico no se cumplió, pero el cónclave produjo varias notas destacadas: La integración de Arabia Saudita, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos, países tradicionalmente alineados con Estados Unidos y que ahora se integran a un bloque liderado por China y Rusia, es relevante considerando la actual coyuntura donde Washington se ha esforzado para aislar a Rusia por la guerra en Ucrania mientras también ha cuestionado el ascenso de China. A su vez, la inclusión de Irán pone de manifiesto el respaldo de los BRICS al régimen iraní, desafiando las sanciones impuestas por Occidente en contra de Teherán. Además, la participación de Vladimir Putin en dicha cumbre también destaca pues su discurso fue escuchado con atención justo cuando se esperaba un repudio hacia su persona por su responsabilidad en la guerra contra Ucrania, lo cual evidencia que el líder ruso no está tan aislado como Washington desea.
Sin duda, el activismo diplomático que China ha impulsado en los últimos años ha sido clave para este reposicionamiento de los BRICS gracias al poder de convocatoria de Beijing. El interés en torno a los BRICS también refleja la inconformidad entre distintas naciones en desarrollo hacia Occidente, agravada por la actitud egoísta mostrada por las potencias occidentales durante la pandemia al acaparar las vacunas disponibles contra el COVID. Con esta expansión, los BRICS se fortalecen y si bien aún es improbable que desplacen a Occidente como eje de la economía internacional, su crecimiento establece nuevas bases materiales que fortalecen el advenimiento de un orden multipolar para este siglo XXI.
POR FERNANDO OCTAVIO HERNÁNDEZ SÁNCHEZ
COORDINADOR DE LA LICENCIATURA EN RELACIONES INTERNACIONALES EN LA UNIVERSIDAD ANÁHUAC MÉXICO, CAMPUS SUR. CONTACTO
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