COLUMNA INVITADA

La crisis que viene

La estabilidad económica actual se debe en gran medida, a que durante los últimos 5 años el gobierno decidió no endeudarse más allá de su capacidad de pago.

OPINIÓN

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Héctor Serrano / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Una de las cosas que más presume el gobierno actual es el manejo de la economía, no se han cansado de decir que ellos son distintos y que a diferencia de otros sexenios, no han endeudado al país, incluso afirman, haber logrado generar estabilidad y crecimiento económico como  nunca antes. Estas aseveraciones son, como prácticamente todo lo que dice el gobierno, ni tan reales, ni tan falsas, todo depende de la forma en cómo presentan los datos y el sentido que quieren darles.

Si bien es cierto que los números fríos de la política económica obradorista dejan mucho que desear en cuanto a crecimiento económico; también es cierto que en función de la comparación con otras economías y después de los terribles efectos de la pandemia, tan poco estamos tan mal. Es una justificación mediocre alegrarnos por ello, pero en un país con alta inestabilidad económica como el nuestro, el que no estemos enfrentando una crisis ya es ganancia. 

La estabilidad económica actual se debe en gran medida, a que durante los últimos 5 años el gobierno decidió no endeudarse más allá de su capacidad de pago, pues aunque se emprendieron proyectos muy costosos y poco redituables, estos se han pagado en su mayoría mediante la redistribución del gasto público. Como no hubo un crecimiento económico destacable, fue imposible la generación de mayor riqueza, los recursos disponibles fueron insuficientes para cubrir lo que ya se tenía y costear los nuevos proyectos. 

Es decir, aunque tenemos un AIFA inoperante, un Tren Maya a la mitad y una refinería que aún no refina, ya no tenemos infraestructura hospitalaria, medicamentos para el cáncer, ni fideicomisos públicos, entre otras tantas cosas. Además, el gasto social se está incrementando de manera constante, en lugar de reducirse paulatinamente el número de beneficiarios, cada vez son más personas las que se integran a los padrones de ayuda gubernamentales.

La realidad parece habernos alcanzado, el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2024 contempla el endeudamiento del país a niveles no vistos desde hace mucho tiempo; ya no hay ahorros, ya no hay fideicomisos, ya no hay forma de estirar la cobija para cubrir los proyectos del gobierno. Esta realidad había sido prevista por los opositores al régimen desde hace mucho tiempo, de aprobarse el presupuesto en los términos propuestos por el presidente, se les estaría dando toda la razón. 

Pero lo que más llama la atención, es que también algunos personajes que se dedicaron a defender las políticas económicas del gobierno actual, hoy parecen estar dispuestos a retirarle su apoyo, pues consideran que de aprobarse un endeudamiento como el contemplado, se estaría tocando la puerta a una nueva crisis económica. Los efectos de dicha decisión no se sentirán de forma inmediata, todavía les alcanzará para cerrar el sexenio con bombo y platillo, la sucesora es quien sufriría las consecuencias. 

Nos acercamos peligrosamente a una crisis económica sexenal, así como nos tenían acostumbrados los gobiernos priistas. Si no se rectifica y se mantiene un poco de prudencia, a México le esperan años difíciles.

POR HÉCTOR SERRANO AZAMAR

COLABORADOR

@HSERRANOAZAMAR

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