MUJERES, S.A.

Las niñas bonitas no hablan de dinero

Eso trae como consecuencia menos oportunidades para nuestro desarrollo. Como siempre, la solución empieza por entender la causa y la causa, somos todos

OPINIÓN

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Claudia Luna / MUJERES, S.A. / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Sabemos (por innumerables estudios globales) que las mujeres negociamos menos en nuestro favor.  Solemos no negociar condiciones laborales y económicas en el momento de la contratación, nos cuesta trabajo pedir aumentos de sueldo y somos menos proactivas cuando se trata de promociones o nuevos retos. Eso trae como consecuencia menos oportunidades para nuestro desarrollo. Como siempre, la solución empieza por entender la causa y la causa, somos todos.  Desde muy pequeñitas, a las mujeres nos enseñan a hablar en tonos bajos, a no hacer ruido, a no preguntar de más, en resumen: a “no dar lata”. A las niñas nos enseñan a pensar en las necesidades de todos antes que en las nuestras, a trabajar siempre por la comunidad y no por nosotras mismas, a tomar poco espacio, a no estorbar y a sonreír: “las niñas bonitas no contestan”. En la adultez profesional, todas estas conductas inculcadas se traducen (por lo menos) en dos cosas: un impulso casi inconsciente por no causar molestias y en una aversión, también posiblemente inconsciente, por las mujeres que damos lata y que ocupamos mucho espacio.

Esto se vuelve relevantísimo cuando se trata de nuestra compensación: si las niñas bonitas no hablan de dinero, plantarse frente al superior jerárquico a discutir la justicia de un aumento, es contrario a todo lo que nos enseñaron.  Cuando un hombre cuestiona su compensación, pensamos en él como un hombre asertivo, con claridad en sus metas, que conoce su valor.  Cuando lo hacemos las mujeres, ¿qué es lo primero que pensamos?

Hay que hacer un esfuerzo para luchar en contra del impulso de quedarse sentadita sin molestar a nadie porque es más seguro. Tenemos que sentirnos cómodas en la incomodidad, prepararnos con datos para estas conversaciones, tomar el lugar y espacio que nos corresponde y merecemos. 

La única forma de que te escuchen es levantando la voz, con contundencia y claridad, no como un acto de rebeldía, sino como una reivindicación.  Nadie te va a regalar nada. Tienes que ir por lo tuyo con toda tenacidad porque calladita no te ves más bonita. Y lo más importante, estar preparada para decisiones fuertes, armónicas con tus expectativas salariales y de crecimiento profesional y tomar el control de tu carrera. Eso no es mala educación, es entereza. Las niñas bonitas, en realidad, hablamos de todo.

POR CLAUDIA LUNA
@CLAUDIALUNAHDZ

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