ANÁLISIS

El sur global se reúne en La Habana

Se exigen consensos para una nueva arquitectura financiera global

OPINIÓN

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Rodrigo Guerra López / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Caminar por La Habana en estos últimos días ha sido una experiencia singular. Luego de la pandemia, el turismo no se ha reactivado. Pocos autos circulan por las calles. Unas cuantas personas deambulan por el centro de la ciudad buscando algún souvenir. La inflación asfixia la ya magra economía de los cubanos. Más de una persona me comenta que la situación es más difícil que en el tristemente recordado “periodo especial”. Algunos calculan que recientemente la población ha disminuido tal vez en un millón de habitantes. La sangría de cubanos hacia el exterior es constante. La espontánea sonrisa de los cubanos oculta muchas veces el drama de las familias fracturadas y de una realidad social enormemente deteriorada.

Visito la Isla invitado por el Instituto de Estudios Eclesiásticos Padre Félix Varela que celebra su décimo aniversario. En la “lectio magistralis”, les hablo a los jóvenes sobre el derecho humano a la libertad religiosa. Vuelvo a sentir sus miradas, llenas de preguntas, de inquietudes, de anhelos. De nuevo advierto con el corazón que no es fácil comprender Cuba ni definirla en uno o dos trazos.

Justo en estos mismos días el G-77 se ha reunido en La Habana. En esta ocasión la cumbre logró reunir a 116 países, a 12 organizaciones y agencias del sistema de Naciones Unidas. Participaron 31 jefes de Estado y de Gobierno, 12 vicepresidentes, y muchos ministros. China se ha sumado al grupo desde hace tiempo, y apenas hace unas horas, se anuncia que México se reincorpora formalmente.

El G-77 se creó para generar un contrapeso a otros grupos que con gran poder actúan en el orden internacional, como es el caso del G-20, recientemente reunido en India. Entre los analistas internacionales se menciona que el mundo deviene hacia la competencia regional y no hacia la cooperación. Justamente, al leer rápidamente la declaración final del G-77, se percibe esta tensión: “Subrayamos la urgente necesidad de una reforma integral de la arquitectura financiera internacional y de un enfoque más inclusivo y coordinado de la gobernanza financiera mundial, con mayor énfasis en la cooperación entre los países, incluso mediante el aumento de la representación de los países en desarrollo en los órganos mundiales de toma de decisiones y formulación de políticas, lo que contribuirá a mejorar las capacidades de los países en desarrollo para acceder a la ciencia, la tecnología y la innovación y desarrollarlas”.

Nadie desea nuevas formas de dependencia, pero sí es preciso corregir inequidades absurdas que podrían muy bien ser abatidas si existieran nuevas formas de corresponsabilidad y respeto al Derecho entre todas las partes. El Papa Francisco afirma: “¿Sería exagerado introducir en el lenguaje de la cooperación internacional la categoría del amor, conjugada como gratuidad, igualdad de trato, solidaridad, cultura del don, fraternidad, misericordia?” (…) “No podemos actuar solo si los demás lo hacen, ni limitarnos a tener piedad, porque la piedad se limita a las ayudas de emergencia; mientras que el amor inspira la justicia” (16 de octubre 2017). Es este horizonte el que puede reorientar el desarrollo global. Es esta perspectiva la que incluso podría dar un nuevo camino a las vidas angustiadas de los habitantes de la isla de Cuba.

POR RODRIGO GUERRA, SECRETARIO DE LA PONTIFICIA COMISIÓN PARA AMÉRICA LATINA

E-MAIL: RODRIGOGUERRA@MAC.COM

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