CLARABOYA

Independencias y dependencias

Estamos yendo de un extremo a otro, de ser idealistas y pensar que los conceptos generales económicos y sociales que propone la globalización nos abarcaría a todos

OPINIÓN

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Azul Etcheverry / Claraboya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Este fin de semana se celebra en nuestro país el aniversario de la gesta de la lucha de Independencia. Aquella lucha que inició nuestro camino hacia ser un territorio autónomo, que tomara sus propias decisiones y sobre todo, que tuviera la facultad de decidir sobre sus propios recursos. A pesar de buscar la independencia, la culminación de este proceso, irónicamente, dependió de muchos factores externos.

La fecha es ocasión para que el concepto de nacionalismo sea exaltado, hacernos sentir identificados con nuestros símbolos patrios, valores, tradiciones y cultura, el mensaje entre líneas es “nosotros somos” a través de todos estos elementos. ¿Se tratará solamente de la conmemoración de un hecho histórico o es también una herramienta para encaminar el curso político, social y económico?

Todos hemos escuchado hablar de la globalización, del mundo interconectado, del libre flujo de capitales y personas que ha predominado en las últimas décadas, pero el modelo se ha ido desgastando, se ha ido averiando, han surgido dudas y ha entonces provocado la búsqueda de alternativas, sin ser innovadoras por dirigirse al viejo conocido nacionalismo. Ejemplos como el brexit, make America great again y el aislacionismo chino ilustran esta tendencia.

Estamos yendo de un extremo a otro, de ser idealistas y pensar que los conceptos generales económicos y sociales que propone la globalización nos abarcaría a todos, al individualismo de querer apartarse de todo y todos. Los globalistas han vendido bien la idea de borrar fronteras, de los ciudadanos del mundo, mientras los nacionalistas han reaccionado para defender las delimitaciones y los privilegios para solo los “suyos”.

¿Qué sigue? No estamos hablando de propuestas opuestas ni una lucha de ideas, es un proceso, la globalización despertó al olvidado nacionalismo y presenciaremos como este viejo amigo se adapta a la nueva dinámica internacional interconectada, interdependiente, con reflectores por todos lados que le harán complicado el aislamiento, aunque también, irónicamente, las redes sociales y los medios masivos tan agresivos han servido para difundir estas ideas nacionalistas.

Veremos que tanto se trata de discurso y política y que tanto de práctica, los británicos con el brexit y los norteamericanos con Trump, se mostraban urgidos por controlar sus fronteras, los europeos no las han cerrado del todo para capitales y mercancías y los norteamericanos tampoco, incluso el periodo de Trump registró menos deportaciones que los anteriores.

Sigue una globalización “a la carta”. Ya es imposible pensar en no estar conectados, en arrancar toda la infraestructura que nos une y la autosuficiencia total es hoy idealismo fuera de realidad. El nacionalismo simplemente hará más estrictos los criterios con los que se permita la entrada, propondrá un “mestizaje económico” que pretenderá mitigar las desigualdades y disparidades.

Quien piense en una sociedad mundial vive en la fantasía pero quien piense en construir muros está del lado equivocado de la historia.

POR AZUL ETCHEVERRY
AETCHEVERRYARANDA@GMAIL.COM 

@AZULETCHEVERRY

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