LA ENCERRONA

La popularidad de AMLO

Veremos si el inquilino de Palacio Nacional tiene la fuerza necesaria para cerrar su sexenio de manera exitosa y logra trascender su símbolo para dar continuidad a la Cuarta Transformación

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

“Seguiremos caminando hacia los sublimes ideales de la democracia, la justicia, la igualdad, la libertad, la fraternidad y la soberanía.” López Obrador

Es muy común que al llegar al ocaso del sexenio, los presidentes sientan que el poder se termina y que el desgaste que este genera sea más palpable que su continuidad. En realidad, esto no es privativo de los mandatarios en México, es algo -natural- en política, pues después de ostentar las riendas de un país, la sociedad entra en un marasmo ocasionado por escuchar lo mismo cada día, por seguir percibiendo las mismas problemáticas que se prometieron erradicar, incluso por situaciones personales en las que se culpa al gobierno o, simplemente, por cansancio.

En este sentido, López Obrador llegó a su quinto informe de gobierno en medio de todas estas sensaciones, sin embargo, a diferencia de algunos presidentes del pasado, AMLO basa su poder en la continuidad, en el símbolo de se él quien recoge el poder de Morena y de la “corcholata” que resultó ganadora, Claudia Sheinbaum. El presidente hizo muy bien sus cuentas al dejar que los suspirantes se adelantaran en la marcha por la obtención de la candidatura, con el desgaste que conlleva, mientras que, desde Palacio el presidente pudo observar “los toros desde la barrera” y seguir con la batuta de la dirección del país.

López Obrador sabe que las fotos de él con los candidatos, cualquiera que sea el cargo que deseen ocupar de los más de 20 mil que se disputarán en el 2024, ayudará a los candidatos y así mismo para seguir estando en “la boleta” al menos en el imaginario colectivo. Sabe que sigue siendo el símbolo político electoral más fuerte de los últimos tiempos en nuestro país. Lo sabe López Obrador y, lo más importante, lo saben sus correligionarios… y también lo sabe la oposición.

Por esto, no es casualidad que siga con altos índices de popularidad en el país, mientras escribo estas líneas, el presidente ostenta la nada despreciable cifra del 58 % de aprobación y un 42 por ciento de desaprobación, estos niveles de percepción (aunque no sus más altos) son casi iguales que a su llegada a Palacio Nacional y porcentaje que se van a ver traducidos en las urnas. Cifras que además contrastan con las de sus antecesores, pues en el mismo periodo de su administración, Enrique Peña Nieto llegaba con solo un 29 % de aprobación y, Felipe Calderón, con un 55 por ciento.

Aún falta la parte más difícil del camino, AMLO se enfrenta a su último presupuesto oficial, la falta de conclusión, tanto en infraestructura como en operación, de sus mega obras representativas (Tren Maya, Dos Bocas y AIFA, respectivamente), un torbellino al interior de su partido, la desbandada administrativa para buscar algún otro cargo, el golpeteo que llegará desde la oposición, enfrentarse a los datos duros de la evaluación de su gobierno en los diferentes rubros y por ahí los ataques y “fuego amigo” que pueda llegar a ocurrir en el transcurso de este año y comienzo del 2024.

Veremos si el inquilino de Palacio Nacional tiene la fuerza necesaria para cerrar su sexenio de manera exitosa y logra trascender su símbolo para dar continuidad a la Cuarta Transformación. Por lo pronto tendrá que atemperar a su organización política, así como seguir con su narrativa de cercanía con la gente y así seguir con sus altos índices de popularidad.

POR ADRIANA SARUR

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@ASARUR

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