TRES EN RAYA

Confesión del fraude contra Ebrard

El caso es que ni ella entendió lo que explicaba a la opinión pública ni Ebrard el hecho de que había un sesgo de origen en la muestra que beneficiaría a Claudia Sheinbaum

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Respaldado por un documento de varias decenas de páginas —testimonios y pruebas que aparentemente marcan las irregularidades del proceso—, Ebrard impugnó y solicitó se repitiera el proceso para la elección de la coordinación de la defensa de la 4t. Eso, sabemos, no ocurrirá.

Desconozco si el ex canciller incluyó en su denuncia lo dicho por la senadora Citlalli Hernández. Ella habló del voto ponderado, bajo criterios a los que las casas encuestadoras espejo —esas que replicaron el ejercicio de Morena— no tuvieron acceso. Aunque no se dio cuenta, la legisladora oficialista se refería al diseño muestral más que a una ponderación por cada encuestado.

El caso es que ni ella entendió lo que explicaba a la opinión pública ni Ebrard el hecho de que había un sesgo de origen en la muestra que beneficiaría a Claudia Sheinbaum.

Cada diseño muestral genera un cierto tipo de representatividad. Decir que este no se le dio a conocer a todas las corcholatas habla mucho de la opacidad del ejercicio. ¡Son importantes las matemáticas (esas que ahora están tan disminuidas en los libros de texto)!

El problema de Citlalli es que no entiende de estadística, de metodología, de ponderaciones y de encuestas. Pero mismo así intentó explicar el proceso, dando a entender que el diseño muestral fue “calibrado” con objeto de obtener ciertos resultados y no otros. Hasta allí una confesión que significa un daño autoinflingido para Morena.

Pero además existió una media verdad que habría que rescatar de las palabras de Citlalli, pues el voto ponderado como tal sí existió —uno que también fue de origen—, el cual se refiere a la inclinación del inquilino de Palacio en favor de Claudia —y por lo mismo en aplicar un diseño muestral que le favoreciera— siempre tuvo mayor peso que la opinión de cualquier encuestado, fuera quien fuera este (un habitante de la sierra de Guerrero o una señora de la colonia Lomas de Chapultepec de la CDMX). Desde mucho antes del 2021 se sabía que el único voto que importaría sería el de López Obrador. Toda la parafernalia en torno a ello solo sirvió para gastar más de nuestros impuestos y para saber que Adán Augusto es otro que no entiende de matemáticas, en este caso de las que implican llevar una “austeridad republicana’.

Por si lo anterior fuese poco, ha habido funcionarios obradoristas que han confesado tenían información privilegiada al respecto de los distritos específicos donde se aplicaría la encuesta, dando tiempo a ciertos precandidatos de hacer más proselitismo en esas localidades. Quizá esa sea una de las pruebas presentadas por Marcelo.

Peligroso decir —y no solo para el ex funcionario—, así sin más, que no ganó quien obtuvo más votos. Terrible para la democracia hablar de “ponderar los votos”. Fatídico sugerir que las casas encuestadoras se prestan a ese juego. ¡Y qué forma de desacreditar a la misma Sheinbaum!

Si bien construir resultados a modo no es nuevo (evocan al viejo PRI de López Portillo o de Luis Echeverría, y a la caída del sistema de Manuel Bartlett), el golpe que da Citlalli es de antología.

Dar a entender que en Morena se fabricó la victoria interna de una candidata. Es una nueva alerta para la población mexicana, para la Secretaria Ejecutiva del partido en el poder, al igual que para el resto de la 4t (Gerardo Fernández Noroña, Ricardo Monreal, Adán Augusto López, Manuel Velasco) poco o nada importan los votos.

Solo resta esperar —rogar— que el INE no decida usar “ponderaciones” o encuestas en lugar del voto universal, libre, igual, directo y secreto en las elecciones venideras. Es de los pocos momentos en donde todos los mayores de edad contamos igual; ¿qué más democrático que eso? Pero con los morenistas ya nada sorprendería; en el fondo su compromiso con la democracia está de adorno. Quizá lo que el futuro nos depare sean unas ‘elecciones de los otros datos’, marca registrada del obradorismo.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN

COLABORADORA

VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM

@MALOGUZMANVERO

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