TODOS SOMOS MÉXICO

Cruzar el Darién

Pese al aumento de las deportaciones anunciadas, los flujos migratorios seguirán siendo incontenibles

OPINIÓN

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Mauricio Farah / Todos Somos México / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El gobierno de Panamá anunció, hace tres días, que empezará a deportar a los migrantes que ingresen al país por la selva
del Darién, pero no podrá hacerlo.

En efecto, la evidencia indica que le resultará imposible contener el flujo de migrantes que en lo que va de 2023 asciende a 348 mil personas, lo que equivale a un promedio de mil 400 por día. 

Es una cantidad inédita, superior en 100 mil a las 248 mil que atravesaron el Darién en el año 2022. 

Las cifras de agosto intensifican la alerta: pasaron casi 80 mil personas, 61 mil adultos y 18 mil niños.

En 2022 se registraron 349 personas fallecidas en esta selva, casi el doble de las 180 víctimas de 2021. 

Los desaparecidos también se cuentan por centenas. 

Aun así, sigue creciendo el número de quienes recorren en varios días los 100 kilómetros de abundante vegetación, montañas, pantanos y ríos de una selva que está considerada entre las más peligrosas del mundo. 

Los migrantes están dispuestos a intentarlo porque huyen de la extrema pobreza y de la violencia, circunstancias que les imponen tanto sufrimiento que llegan a una decisión crucial: para recuperar la vida, hay que optar por el riesgo de la muerte.

Por ello van hasta el Tapón del Darién, llamado así porque es la única interrupción de la ruta Panamericana, la carretera más larga del mundo. 

Por tierra, sólo por allí se puede pasar de Colombia a Panamá y de allí a Centroamérica, México y Estados Unidos.

En los flujos de migrantes las autoridades migratorias
han detectado 70 nacionalidades, pero sobresalen con mucho los de origen venezolanos y les siguen los ecuatorianos, haitianos, colombianos, cubanos, peruanos.

 Pero también se han detectado nacionales de India, Bangladesh, Afganistán, Nepal, Somalia, China, todos dispuestos a enfrentar riesgos mortales. 

Panamá, con ayuda internacional, ofrece atención médica y alimentos, pero no hay recurso que alcance, ni siquiera si se complementa apoyos como el de Médicos sin Fronteras, que atienden  a quienes avanzan con enfermedades y lesiones o han sido víctimas de violencia sexual. 

En Darién la vida está siempre en suspenso frente a la temperatura, la lluvia, los pantanos, la falta de agua, pero también frente al riesgo de malaria o dengue, picaduras, esguinces y/o fracturas.

En esta selva hay que enfrentar deshidratación, hipotermia, fatiga extrema, agua contaminada, y cuidarse de guías que engañan o abandonan, así como de barrancos y corrientes de agua. 

Amenazan los animales, como alacranes y serpientes, pero también el crimen organizado, los traficantes y tratantes, los extorsionadores, que exigen pago en dinero o en servicios sexuales.

A pesar de ello y del anuncio de Panamá de aumentar las deportaciones, por ahora los flujos migratorios seguirán siendo incontenibles, en tanto que los países de origen sigan expulsando a sus nacionales por regímenes autoritarios o ineficientes, así como por pobreza, inseguridad y violencia.

PAL