De acuerdo al documento Situación de las personas adultas mayores en México del Instituto Nacional de las Mujeres, hay más personas mayores de 60 años que menores de 4 años (11.7 millones y 8.8 millones, respectivamente). Las proyecciones indican que el fenómeno de envejecimiento demográfico es irreversible, debido a la disminución de la fecundidad y que la muerte ocurre a edades más avanzadas, principalmente.
“A pesar de su bajo peso relativo, la población adulta mayor está creciendo de manera acelerada. Se prevé que para 2050, las mujeres de 60 años y más representen 23.3% del total de la población femenina y los hombres constituyan 19.5% del total de la masculina”.
En 2003, se aprobó la Ley que establece el Derecho a la Pensión Alimentaria para los Adultos Mayores de Setenta Años, residentes en el Distrito Federal. Tuve la fortuna de estar ahí como legislador, inclusive ese día me tocó presidir la Mesa Directiva.
¿Qué pasa con esa ley? Al principio, el objetivo del programa social era reinsertar al adulto mayor en el núcleo familiar, pues al pasar los años, al no ser productivo, al no tener ingresos, la familia lo consideraba una carga y, en algunos casos, sufrían violencia, abandono, discriminación.
De acuerdo con el Gobierno federal, en la Ciudad de México el padrón actual de derechohabientes de la pensión es de un millón 218 mil 84 adultos mayores; en este año se incorporan 41 mil 96, por lo que crecerá a un millón 259 mil 180, con una inversión social anual de 36 mil 264 millones 384 mil pesos.
En la alcaldía Iztacalco, este año se incorporan mil 799 nuevos derechohabientes, por lo que el padrón aumenta de 60 mil 714 personas adultas mayores a 62 mil 493, con inversión social anual de mil 799 millones 798 mil 400 pesos. El pago bimestral es de cuatro mil 800 pesos.
Los adultos mayores requieren o tienen otras necesidades, no sólo tener recursos para sus medicinas o para sus alimentos. Además de que sus expectativas de vida son más amplias, al llegar a cierta edad tienen otro tipo de necesidades, como que alguien les suministre el medicamento, los atienda, esté al pendiente de ellos y eso provoca que una persona del núcleo familiar se inhabilite económicamente, porque tiene que atender a la persona.
Ese programa tendría que evolucionar para que los adultos mayores tengan una atención integral: sus requerimientos psicológicos, sus requerimientos médicos con geriatras, sus requerimientos de motricidad con algunos entrenadores deportivos específicos para las personas de la tercera edad.
También deberían contar con un lugar donde pudieran convivir con otros adultos mayores, con actividades lúdicas que les permitan mantener sus sentidos alerta y, por ejemplo, a través de juegos de mesa, evitar el deterioro cognitivo para estar mentalmente sanos.
Así como en su momento se abrieron las guarderías para que la mamá y el papá estuvieran tranquilos y pudieran ir a trabajar, ahora se deben establecer espacios para que los adultos mayores puedan ser atendidos.
Se tendrían que abrir centros de atención al adulto mayor en todas y cada una de las alcaldías, dependiendo de su densidad poblacional y de las edades de los habitantes de cada una de ellas.
Hay que imaginar, en un futuro no lejano, casas de descanso o de atención integral al adulto mayor, donde les den de desayunar, que personal de enfermería esté atento a sus necesidades, que les proporcionen sus medicamentos a la hora que les corresponde, que haya un entrenador deportivo especializado que les dé alguna actividad física: taichi, yoga.
Que puedan jugar ajedrez y damas chinas. Que coman, que en la tarde puedan merendar, entre muchas otras actividades y, en la noche, se vayan a dormir a sus casas.
POR PABLO TREJO PÉREZ
CATEDRÁTICO DE LA UNAM, EXPERTO EN FISCALIZACIÓN Y RENDICIÓN DE CUENTAS
@DRPABLOTREJO
MAAZ