COLUMNA INVITADA

Pobreza que no cede

En nuestro país la gente trabaja más sin que esto se traduzca en un aumento sustancial en su bienestar

OPINIÓN

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Gustavo de Hoyos Walther / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El actual gobierno arribó al poder prometiendo una mejoría sustancial de la gente con menos recursos. “Primero los pobres” fue el eslogan principal que seguramente hizo que muchos mexicanos votaran por un cambio en 2018.

A un sólo año de que termine el sexenio, ¿cuál es el balance de la principal promesa del oficialismo? La respuesta no es nada halagadora para el régimen. Los resultados que muestra la reciente Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH 2022), indican que los niveles de ingreso de los hogares mexicanos se mantienen igual que antes del cambio de gobierno en 2018. 

Aunque en este sexenio ha habido una mejora casi insustancial en el ingreso de los hogares, la mitad de ellos sobrevive con 15 mil 776 pesos, si se toma en cuenta todo lo que ingresa. Si sólo se cuantifican los ingresos por trabajo, esa cifra es sólo de 10 mil 272 pesos. Es decir, no se está cumpliendo la meta económica fundamental a nivel individual en cualquier sociedad, consistente en que trabajar debe servir para salir de la pobreza. 

En nuestro país la gente trabaja más sin que esto se traduzca en un aumento sustancial en su bienestar. Por el contrario, hoy en México, casi dos tercios de los hogares que tienen un ingreso menor al promedio, y los ingresos de más de tres millones de familias no cubren el costo de la canasta básica para una persona.

La situación, además, ha ensanchado la brecha de género. Si el ingreso trimestral que reciben los hombres es de 29 mil 295 pesos, el obtenido por las mujeres es de sólo 19 mil 81 pesos. Un país que trata diferencialmente a la mitad de su población no tiene un porvenir con igualdad sustantiva.

La Encuesta del Inegi también confirma algo que ya se había calculado por los expertos: Las transferencias gubernamentales de dinero en efectivo no son soluciones sustentables al problema de la pobreza. Esos pagos representan menos de 3 por ciento del total de ingresos de los hogares. Es decir, su efecto en el mejoramiento de la prosperidad de las personas es mínimo. Agrava la situación el hecho de que el programa de transferencias de gobierno, deja afuera a alrededor de dos terceras partes de los hogares. No sólo eso, sino que tampoco se está cumpliendo con el ideal de equidad enarbolado discursivamente por el gobierno federal. 

En efecto, la cantidad de recursos que reciben por transferencias los hogares con menos ingresos es similar al que reciben hogares con mayores ingresos. Es claro, entonces, que se ha vendido demagógicamente como una solución, un proyecto que no tiene efectos redistributivos significativos y que deja al margen a la mayoría.

Desgraciadamente, este sexenio se puede ya considerar como pérdido, pues la tendencia relativa al bienestar de las familias ya no cambiará. La esperanza es que, a partir de 2024, haya un cambio de estrategia en la política social y económica. Los más necesitados en nuestro país lo reclaman y el país se lo debe.

Gustavo de Hoyos Walther

Fundador de Sí por México Y UNID@S 

@gdehoyoswalther 

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