UN MONTÓN DE PLATA

La comunidad LGBT y los libros de texto

Muchas empresas nacionales y multinacionales se han subido ingenuamente a la ola del “Orgullo”, invirtiendo millones de pesos para exculparse

OPINIÓN

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Carlos Mota / Un Montón de Plata / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El asombro es mucho y las razones no pocas. Tengo amigos muy cercanos con preferencias homosexuales que en toda su vida no han enfrentado ningún problema profesional o de discriminación derivado de esa preferencia. Nunca tomaron el papel de víctimas y se han desarrollado a plenitud, como debe ser. Nunca, tampoco, trataron de imponer su preferencia sexual en otras personas, y mucho menos intentaron orillar a que los menores de edad que les rodean exploren roles de género distintos a los que la naturaleza les dio al nacer. Cada quien sus elecciones, en libertad, en la edad adulta. 

Por eso se ha vuelto tan violenta la reacción de la sociedad mexicana ante lo que proclama la versión trascendida del libro de texto gratuito de Quinto de Primaria de la Secretaría de Educación Pública para el próximo ciclo escolar 2023-2024. No sabemos si ese texto es o no definitivo, pero todo indica que o lo es, o que es una versión muy cercana a lo que efectivamente quedará impreso y distribuido entre los niños de México. Ahí se establece: 

“Las niñas y los niños necesitan la oportunidad de explorar distintos roles de género y distintos estilos de juego”. Esto implica, es de suponerse, que un niño que nació varón biológico está invitado por la SEP a vestirse con coletas y falda, jugar con muñecas y en general experimentar lo que usualmente son juegos de niñas. Y viceversa: una niña debe vestirse simulando ser niño y explorar el rol del género opuesto. Añade una invitación: “es buena idea hablar con su hija o hijo para conocer sus preferencias…” Tienen once años. 

No es de extrañar la polémica que esto suscitó en millones de familias. Sugerir estas prácticas en un texto académico, antes siquiera de que ciertas hormonas en los educandos emerjan con fuerza en la adolescencia es, al menos, irresponsable, sobre todo
si se toma en cuenta el desaseado proceso con el que la Secretaría, a cargo de Leticia Ramírez, elaboró los textos, alejándose del consenso social. 

No tengo nada contra de la comunidad LGBT. Al contrario, repito, cuento a varios amigos cercanos dentro de ella. Pero quizá la actual crisis derivada de los libros de texto sirva para hacer reflexionar a la gente de los negocios la forma en la que sin chistar han
adoptado una ideología que va más allá de los derechos de personas con preferencias sexuales diversas. 

Muchas empresas nacionales y multinacionales se han subido ingenuamente a la ola del “Orgullo”, invirtiendo millones de pesos para exculparse; y creyendo que se trataba de verse a sí mismos como “incluyentes”, cuando en realidad cada año son usados por un grupo ideológico que lo único que intenta, más allá de respetar a los gays y lesbianas, es hacerse con el poder, descalabrando nuestras instituciones y disparando al pie de los pilares de nuestra civilización.

POR CARLOS MOTA
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