AIRE PARA PENSAR Y DEJAR PENSAR

O'Clock

Los ingleses tienen la capacidad de congelar el tiempo y transmitir lo que se siente con la misma intensidad

OPINIÓN

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Paola Albarrán / Aire para pensar y dejar pensar / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Nada se empolva, todo permanece. Aún mejor, todo se engrandece con puntualidad inglesa.

Lo que tiene alma es lo que se hereda de generación en generación.

Combinar la realeza con lo real. Dicen que el problema de la realeza es que sabemos hoy mucho de ellos. Me enloquece la idea de la permanencia, del deber ser, de nacer para reinar, de no poder abdicar por tradición. ¿Qué pasaría si esto aplicará para todos? ¿No poder abdicar de nuestra misión? No cuestionar; sólo vivir. Vivir en el sentido profundo de vivir. Sólo así, nuevas preguntas que te acercan a vivir lo que tu alma tiene en mente.

Los londinenses parecen lograr mucho sin esas cuestas arriba, parecen estar destinados a hacer y a ser, y ya está. Sin mucho plan de vida, o business plan para predecir el futuro, ellos simplemente parecen ponerle play a la vida. Cantan sin querer reventar bocinas, suave. Cantan con verdad, cantan para conectar, hacen himnos de canciones, de cantantes leyendas, hacen de moda tendencias, trascienden con sólo ser.

Crearon este imperio desde hace milenios y lo han creado con la peor comida y clima del mundo. Con lluvia y embutidos, han sido referente eterno, y siguen imponiendo líderes, obras, ideas y teorías a nivel mundial.

Shakespeare sigue siendo referencia dramaturga y de escritura a lo largo de los siglos. Oscar Wilde, Charles Dickens.

Las fachadas pintorescas dan pie a las historias, 101 dálmatas no son suficientes, donde las chimeneas iguales dan para cantar. Donde Peter Pan viene a ver qué pasa por aquí y pasa volando por la carátula del Big Ben para ir a la tierra de Nunca Jamás.

Abba, “Thank you for the music, for giving it to me”. Bailar y llorar con gente, o mejor dicho, con hologramas, con luces y nada más, ese hilo de conexión de hacerte sentir vivo, de recordar y volver a vivir.

Espontaneidad al pasar por el paso de cebra de Abbey Road, recordar que “All you need is love” y sentir la magia que hoy en día sigue parando el mundo con el fenómeno de los Beatles.

Celebrar y crear magia, magia que se transforma para los maravillosos universos que J.K. Rowling inventó y nos, literalmente, expandió el universo con Harry Potter. Tomando inspiración de los callejones, puentes y avenidas del Londres actual. En Londres todo se combina y se transforma en algo mayor. Los calderos burbujeantes y las lechuzas tomaron vida a través de las páginas de un libro que puso a leer al mundo, y eso vaya que es de los milagros contemporáneos más importantes.

James Bond y su famoso 007 viene de la antigüedad, donde un consejero de la Reina que era mago tendía a firmar sus documentos con dos ojos egipcios y el siete que es el número de Dios.

Celebrar el paso de la historia con cicatrices y glorias. Combinar la antigüedad con la modernidad, el obelisco egipcio con el London Eye.

Con el alma a flote, con ese sentido inglés, de pertenencia, de tradición, de leyenda, de perseverancia, de construir, de aceptar cicatrices y grietas de la historia, de saber que así se teje, que así se vive. Conectar con ser ellos, esa identidad objeto de lujo. Hoy la autenticidad parece estar en extinción. Conectan, no se comparan.

POR PAOLA ALBARRÁN

paolaalbarran1@gmail.com
IG: @paolaalbarran

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