CASCABEL AL GATO

El obradorismo y la importancia de la organización

Uno de los aspectos que se destacan es la fuerte importancia que el obradorismo le ha dado a la organización

OPINIÓN

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Adrián Velázquez Ramírez / Cascabel al Gato / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El movimiento obradorista vive días claves en su joven historia. Ya se han empezado a levantar las encuestas que definirán su liderazgo de cara a las elecciones de 2024 y el próximo miércoles 6 de septiembre se dará el esperado anuncio. La decisión marca un momento fundamental pues será el inicio de una transición que nos lleve a una nueva conducción de este movimiento.

Será una experiencia inédita pues el liderazgo de López Obrador ha sido, hasta ahora, el pegamento que ha cohesionado a este movimiento. Político excepcional, sin embargo, ha previsto la propia continuidad de su proyecto y, si bien siempre hay espacio para lo no contemplado, ha procurado facilitar las condiciones para que esto suceda de manera exitosa. Uno de los aspectos que se destacan es la fuerte importancia que el obradorismo le ha dado a la organización.

Más allá de las mil notas que se han escrito sobre el carácter carismático de López Obrador, es notable el empeño que su movimiento ha puesto en la construcción de organización. Morena recién obtuvo su registro como partido en 2014 y desde entonces no ha cesado de generar una estructura que, muy anclada en lo territorial, le ha permitido tener presencia en casi todos los rincones del país.

Por supuesto, el desarrollo de esta organización observa grados dispares en las diversas regiones del país. En algunos casos, el súbito éxito electoral lo llevó a apoyarse en estructuras locales previas, incorporando liderazgos que le permitieron hacer píe ahí donde carecía de un núcleo propio fuerte o consolidado. Pero la semilla está.

Lo cierto es que actualmente es el único partido con una estructura así. Entre 2020 y 2022, Morena sumó 1.8 millones de afiliados. Este número no sólo es testimonio de su arraigo popular, sino que representa un verdadero ejército de militantes dispuestos a realizar tareas de difusión, brigadeo, actividades culturales y un largo etcétera. 

Si tuviera que elegir una figura que exprese el espíritu más genuino del obradorismo este es el del militante, hombre o mujer, que va casa por casa, repartiendo el periódico del movimiento. No hay presupuesto o promesa de cargo que pueda comprar un compromiso así.  La mística militante no se puede impostar: se tiene o no se tiene.   

La organización es la infraestructura de la política y en este sentido Morena ha logrado introducir un anacronismo enormemente productivo. En los tiempos etéreos de las redes sociales, el obradorismo ha reivindicado la presencia y el contacto cara a cara, teniendo a disposición valiosos canales de comunicación con la sociedad.

Como fenómeno sociológico, la estructura territorial que ha generado Morena le ofrece un valioso recurso ante una sociedad cada vez más compleja y diversificada. La capacidad de articular a los diferentes grupos que componen a la sociedad mexicana, de retomar demandas y dar forma a expectativas, le permite generar una dinámica centrípeta ahí donde la fragmentación social amenaza con imponerse como única lógica.

La organización vence al tiempo y la confianza de López Obrador en la continuidad de su proyecto encuentra ahí fuertes razones para el optimismo.

POR ADRIÁN VELÁZQUEZ 

COLABORADOR

@ADRIANVR7

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