LA ENCERRONA

Que no renuncie, que lo echen

Para muestra, unos números que ya hablan de lo que significa el fútbol femenino para el universo de patrocinadores, espectadores y todo su entorno

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

¡No dimitiré, no dimitiré, no dimitiré! Luis Rubiales

El campeonato mundial de fútbol femenino terminó su novena edición apenas hace unos días. Fue un Mundial memorable, un campeonato que captó las miradas del mundo entero, férreos aficionados que les apasiona el fútbol varonil, también alentaron y vitorearon a su equipo de la rama femenil. Para muestra, unos números que ya hablan de lo que significa el fútbol femenino para el universo de patrocinadores, espectadores y todo su entorno.

Por primera vez en su historia, la Copa Mundial femenina contó con 32 selecciones, es decir, ocho participantes más que los que se tuvieron en Francia 2019; esta edición de la Copa del Mundo se otorgaron 152 millones de dólares en premios, diez veces más que en el Mundial de 2015; 570 Millones de dólares en ganancias; 78,500 personas llenaron el estadio de Sídney para ver la final; 1.97 Millones de personas fue la asistencia total (700 mil de ellas en Nueva Zelanda), con promedios de 30 mil personas por encuentro; 11.5 millones de telespectadores siguieron la semifinal donde cayeron las locales, el evento más visto en televisión en la historia de Australia.

Dicha Copa Mundial, ya está en los libros. Vimos a “La Roja” femenina que, con mucho corazón, vencieron a una selección inglesa con más tablas, alzándose así con el primer lugar…minutos después todo se vio empañado. En el festejo de las campeonas del mundo, el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, le arremetió un beso en los labios a la jugadora del Pachuca, Jennifer Hermoso, ante los ojos del mundo y a todas luces, un beso que descolocó a la delantera española y que en el vestidor del equipo dijo que “no le había gustado”, a través de instagram live.

A partir de esa bochornosa escena, se suscitó un torbellino en las calles, redes sociales y medios de comunicación a nivel mundial. El apoyo de las futbolistas campeonas, de otras futbolistas fuera de España, de futbolistas varones, compañeros de selección y de otras latitudes, el mismo Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, presidente y vicepresidenta en funciones del país ibérico, se unen en la petición de la dimisión de Rubiales. Incluso la FIFA lo ha suspendido de sus actividades, sin embargo la confederación europea, el símil de la FIFA en el “viejo continente”, de donde Rubiales es vicepresidente, ha hecho mutis y, en asamblea de RFEF, Luis Rubiales, repitió 5 veces seguidas ¡no voy a dimitir!

La cuestión de fondo es que, una vez más, un hombre aprovecha su posición de poder para abusar de una mujer; este personaje alude a “una cacería de brujas” y se victimiza, el típico discurso de un acosador: tu alabar contra la mía. No repara en todas las imágenes donde es claro que no es un beso consensuado. Desestima lo dicho por la propia Jenny Hermoso, “me sentí vulnerable y víctima de una agresión”. Es aplaudido por sus compañeros de la RFEF cuando no dimitió, haciendo de esta situación una consigna misoginia por el poder.

Si bien se ha avanzado en la búsqueda de la equidad laboral y salarial dentro de ese mundo del fútbol, Rubiales muestra al mundo el techo de cristal. En algo tienen razón los miembros de dicha asamblea extraordinaria, Luis Rubiales no debe dimitir, lo deben de echar, personajes como él no pueden seguir estando en una palestra de poder. Este es un llamado también al fútbol del mundo y de nuestro país, no aceptaremos ninguna clase de misoginia ni machismo. Que no renuncie, que lo echen y lo sancionen.

POR ADRIANA SARUR

ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM

@ASARUR

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