COLUMNA INVITADA

Adán Augusto en la cuenta regresiva

El Coordinador Nacional de Defensa de la Transformación será quien encarne la sucesión presidencial. El centro y origen de las decisiones políticas radican ahí

OPINIÓN

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Ricardo Peralta / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Fritz Lang, el gran cineasta alemán, filmó la película “La mujer en la luna” en 1929. De forma futurista, las escenas muestran hangares, así como vehículos remolcando cohetes espaciales, la lógica de utilizar la retrocuenta es que si comenzaran a contar a partir del 1, sería ilimitado el momento de parar, entonces ideó contar del 10 al 0, además de darle total dramatismo y euforia al encuentro con el despegue. La inspiración que Lang dejó en esa cinta fue utilizada años más tarde por la NASA en los años 60 donde hasta la fecha prácticamente para cualquier efecto memorable e histórico se utiliza tan sutil conteo.

El Coordinador Nacional de Defensa de la Transformación, será quien encarne la sucesión presidencial. El centro y origen de las decisiones políticas nacionales radican en esta figura constitucional que significa fuerza y estabilidad política a la vez.

Históricamente la definición del sucesor era parte de la ceremonia de la enorme incógnita donde adivinadores, prestidigitadores, chamanes, tarotistas y los más avezados analistas políticos hacían apuestas propias de la época donde el tapadismo era la práctica natural en el penúltimo año del sexenio.

De manera inédita, Morena amplió su ámbito de participación, primero teniendo 6 participantes, de distintos calibres políticos, afinidades, capacidades, e identidades, algunos populares, pero solamente uno será el idóneo, y en segundo término acercar a simpatizantes y militantes a que decidan por encima de cualquier acto de definición particular al sucesor.

La disputa hoy pone en la mesa de discusión quién cuenta con la mayor influencia, no en popularidad, sino en operación política a nivel nacional, con eficiencia y sin cargo público al encuentro con el pueblo y los liderazgos nacionales. También quién realmente puede hacer frente a una mermada oposición en vías de construcción de una candidatura de unidad prácticamente en manos de Xóchitl Gálvez. Que si bien es cierto no es una política estructurada ni con formación seria, sí cuenta con ciertos atributos que no la hacen una rival fácil, tiene elocuencia y en un debate puede sorprender.

Esta es la primera vez después de el sistema político posrevolucionario del país donde la autoridad política del Presidente en turno, Andrés Manuel López Obrador, podría fácilmente designar a su sucesor, pero su investidura desea pasar a la historia como un demócrata. Las encuestas sobre popularidad no son la ecuación a resolver, sino quién puede hacerle frente a las crecientes amenazas que representan al ala más dura del conservadurismo en América Latina, la garantía de la unidad en el movimiento, la euforia hambrienta de la derecha nacional que ven cada vez más extraviadas sus ganancias a costa del erario, la prensa sicaria que sólo construye difamaciones a cualquier costo. El poder público, puesto en la presidencia de México, cuando es utilizado con absoluto patriotismo es de enorme utilidad para la democracia. 

También se definirá el rumbo ideológico de la Izquierda en México y sin duda el origen tabasqueño, donde los tiempos del sureste no pueden durar efímeros 6 años. La influencia innegable de los estados del sur permearán en el resto del país, incluida la capital federal.

Esta inédita práctica de democracia partidista ha reescrito la historia de la sucesión presidencial. En la lógica profunda no es solamente la silla presidencial, sino consolidar la transformación de México por varios sexenios más, en este momento, un error de cálculo acabaría con tan anhelada aspiración de millones de mexicanos. Es tiempo del sureste. 

POR RICARDO PERALTA

COLABORADOR

@RICAR_PERALTA

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