COLUMNA INVITADA

Encuentro de liderazgos políticos de las Américas y el Caribe: la democracia exige igualdad

En el encuentro pudimos reflexionar sobre las formas de hacer activismo con incidencia política

OPINIÓN

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Temístocles Villanueva Ramos / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

No hay país que avance con el odio. Con esa frase, Daiana Silva dos Santos, la primera diputada afrodescendiente y lesbiana electa en el Brasil, sintetizaba una de las premisas que el pasado fin de semana nos convocaba a más 600 liderazgos políticos de nuestro continente. Durante tres días, nuestra ciudad se vistió de colores para recibir a activistas, personas académicas, dirigentes de partido, funcionarias públicas y representantes electas lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersex, no binaries y de género no normativo de más de 40 países de nuestra región, como parte del VI Encuentro de Liderazgos Políticos LGBTIQ+ de las Américas y el Caribe. Se trata de una cumbre auspiciada desde 2014 por el LGBTQ+ Victory Institute de Estados Unidos y que este año contó con la participación de Yaaj México, como co-organizadora, y las organizaciones Caribe Afirmativo (de Colombia), Diversidad Dominicana (de República Dominicana), PROMSEX (de Perú), SOMOS CDC (de Honduras) y Vote LGBT (de Brasil). Dicho encuentro, en el que tuve el infinito honor de ser ponente, tallerista y participante, sirvió como espacio de reflexión, diálogo y socialización de buenas prácticas y experiencias entre personas LGBTIQ+ con incidencia política en la gran mayoría de los países que conforman nuestra región.

Y es que, como reza el lema del encuentro: No hay democracia sin inclusión. Hoy por hoy, el movimiento de la diversidad sexual y de género, desde su pluralidad de vivencias y realidades, está transformando la forma en que se hace política en todos los países de América Latina, Norteamérica y el Caribe. Así, durante tres días pudimos reflexionar sobre las formas de hacer activismo con incidencia política, la urgencia de ocupar todos los espacios de representación y gobierno, la necesidad de construir política colectiva y la aspiración de conformar una agenda política regional e interseccional que defienda los derechos ya reconocidos y los amplíe a cada vez más personas y países. De cara a la capitalización de los discursos y políticas de odio que han tenido efectos gravísimos en países como Brasil, Perú, Chile, Bolivia, Costa Rica y Estados Unidos, el encuentro llevado a cabo constituye un poderoso llamado a coordinarnos, más allá de los partidos políticos y las fronteras nacionales.

Son muchas las lecciones que nos deja el VI Encuentro de Liderazgos Políticos LGBTIQ+ a casi 10 años de su primera edición, de la conformación de la primera bancada de la diversidad sexual y de género del Brasil con un sólido discurso antisistémico e interseccional, al enfrentamiento en contra de la institucionalización del odio que llevan a cabo actores como Aldo Dávila en Guatemala, las personas LGBTIQ+ estamos transformando la política en todos los rincones de nuestro continente. Las, los y les líderes polítiques de nuestra comunidad también han sabido “tejer puentes” con otros movimientos y causas: defendiendo un feminismo incluyente y atacando la violencia de género en todas sus formas, luchando contra el cambio climático y promoviendo la defensa del medio ambiente, avanzando de la mano con los movimientos indígena, afrodescendiente y de las personas con discapacidad. Porque militar políticamente desde la diversidad es, a fin de cuentas, defender la dignidad humana sin restricciones.

Hoy, como pocas veces antes, las personas LGBTIQ+ de toda América y el Caribe debemos formar frentes comunes, fortalecidas por las experiencias compartidas y unidas en las causas. Y esta movilización debe ser política. Debemos tener la capacidad de incidir y ocupar todos los espacios, desde la militancia partidista hasta las candidaturas independientes, de las organizaciones vecinales y comunitarias a las instituciones de gobierno. No sólo eso, desde nuestra dialéctica como movimiento, las personas LGBTIQ+ tenemos mucho que aportar a la democracia, cuestionando las estructuras existentes e imaginando soluciones fuera de la caja, demostrando que otras formas de hacer política son posibles y necesarias.

De acuerdo con la última Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género, en México habitamos y transitamos, al menos, 4.6 millones de personas de la diversidad sexual y más de 900 mil personas de la diversidad de género, representando alrededor de 5.7% de la población total de nuestro país. Esta cifra no es menor y encierra una enorme diversidad de realidades. Con todo, tanto en términos poblacionales, como en términos vivenciales, estas más de cinco millones de personas merecen representación política real, que empieza con poder votar por candidatos, candidatas y candidates de nuestra población, que puedan permear en la creación de política pública y la agenda legislativa desde lo que vivimos día a día. Paralelamente, y pensando en el proceso electoral del siguiente año, considero que, en nuestro país, debemos emular la experiencia brasileña y aspirar a la conformación de la primera bancada LGBTIQ+ que reúna a las, los y les representantes de la diversidad sexual y de género en el Congreso de la Unión y los Congresos estatales, sin importar sus identidades partidistas.

El camino es claro: seguir empoderando políticamente a más perfiles de mujeres lesbianas y bisexuales, personas trans y no binarias, personas intersex y personas diversas que militen desde sus interseccionalidades para que ocupen los espacios y transformen la política. Porque, en palabras de Daiana Silva, es momento de pasar de la política individualista neoliberal, a la política del cuerpo, la identidad y las causas. Porque, ni en México, ni en las Américas, hay democracia, si no somos parte de ella todas, todos y todes.

POR TEMÍSTOCLES VILLANUEVA RAMOS

DIPUTADO DE MORENA EN EL CONGRESO CDMX
@TEMISTOCLESVR

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