CONSUMMATUM EST

Democracia o autoritarismo

La polarización política es un fenómeno omnipresente en la agenda pública de México

OPINIÓN

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Lorena Piñón Rivera / Consummatum est / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La polarización política es un fenómeno omnipresente en la agenda pública de México y muchos países del planeta. Desde la cúspide del poder se ha alentado una creciente división y antagonismo entre grupos con posturas políticas opuestas. Este escenario es un reflejo de las diferencias ideológicas en una sociedad, pero también puede ser exacerbada por factores como la desconfianza por actos evidentes de corrupción en las instituciones, la desigualdad social y la manipulación informativa.

En este contexto, las elecciones presidenciales se desarrollarán en un ambiente tenso y volátil, especialmente con un bloque oficialista desgastado por la ineficacia gubernamental y su escandalosa corrupción exhibida, frente a una oposición combativa que se mantiene en franco ascenso en las simpatías de las personas que están conscientes de que se debe detener la erosión de las instituciones y acabar con el autoritarismo.

La órbita que comparten las “corcholatas”, es de un desgaste significativo debido a acusaciones de corrupción, negligencia gubernamental y falta de respuesta efectiva a los problemas socioeconómicos. La oposición, por su parte, ha logrado consolidar una plataforma crítica sólida y ha ganado apoyo popular al prometer cambios profundos y reformas estructurales fundadas en el respeto a la ley, la defensa de los derechos humanos y la atención de las reivindicaciones sociales.

Los integrantes del Frente Amplio por México tendrán que movilizar a sus bases y atraer a votantes indecisos con argumentos persuasivos. Es verdad, la polarización exacerbará la retórica durante la campaña, el presidente y sus huestes se radicalizarán, pero ante los más fuertes agravios y descalificaciones provenientes de Morena, no hay espacio para la cobardía ni para la rendición.

Pero la victoria debe ser producida por la movilización de la sociedad civil. Las organizaciones defensoras de los derechos humanos y la democracia abogarán por elecciones justas y transparentes, supervisando el proceso electoral y denunciando cualquier irregularidad, independientemente de su inclinación política.

La sociedad que no forma parte de los partidos ni del gobierno, desempeñarán un papel crucial en la formación de la opinión pública. Paralelo al proselitismo de los partidos, la sociedad civil puede movilizar a los ciudadanos para que participen en el proceso electoral al informar sobre la importancia de votar y los problemas en juego.

Campañas de concientización, debates públicos, foros y charlas pueden motivar a la población a ejercer su derecho al voto. Pueden enfocarse en temas específicos que preocupan a la población, presionando a los candidatos y partidos para abordar dichos temas en sus plataformas. Su influencia puede llevar a cambios en las propuestas y promesas de los candidatos. El debate social será: democracia o autoritarismo.

POR LORENA PIÑÓN RIVERA

Diputada federal

Tw: @lorenapignon

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