COLUMNA INVITADA

Las minas de coltán en la República Democrática del Congo: La explotación sin límites

¿Podríamos imaginarnos en la actualidad un mundo sin teléfonos celulares, computadoras, tabletas o consolas de videojuegos o automóviles con el nivel de sofisticación que ahora tienen? 

OPINIÓN

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Luis Miguel Martínez Anzures / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

¿Podríamos imaginarnos en la actualidad un mundo sin teléfonos celulares, computadoras, tabletas o consolas de videojuegos o automóviles con el nivel de sofisticación que ahora tienen? 

Seria absolutamente complicado, de hecho, casi imposible. Esto sucede porque en la actualidad, muchos son los factores que hacen que una sociedad como la de este siglo este comunicada y, sobre todo, que los procesos económicos de diferentes partes del planeta se agilicen y estén interconectados de mejor manera para ser más eficientes.

Todo ello, por supuesto, implica que la utilización de diferentes componentes electrónicos se ha normalizado e interiorizado por parte de la sociedad mundial en su conjunto, sin embargo, casi nadie se pregunta cómo es que esta tecnología llega tan fácilmente a las manos de millones de personas en el mundo y, sobre todo, cuáles son los procesos previos que deben llevarse a cabo para poder gozar de estos dispositivos.

Lo anterior, tiene una respuesta. En su mayoría, los componentes que integran esta clase de productos especializados están compuestos por tantalio, un elemento extraído del coltán. Este escaso mineral y de difícil extracción se encuentra en países como: Australia, Brasil, Canadá, China y República Democrática del Congo. Es en este último país, donde se cree que existen el 80% de las reservas mundiales de coltán.  Este componente tiene la capacidad de soportar altas temperaturas y es resistente a la corrosión, pero su principal característica es ser un superconductor de electricidad. Gracias a estas características es que los dispositivos móviles, por ejemplo, han podido reducir sustancialmente su tamaño y peso.

En suma, además de los dispositivos móviles, computadoras y otros elementos de similares características, los motores de reacción y sistemas de armas de última generación también están fabricados con coltán y, por si fuera poco, mil trescientas doce empresas multinacionales se dedican a comprar este ‘’oro negro’’, que es extraído ilegalmente de la antigua colonia belga.

A lo anterior, se suma el interés de Ruanda y Uganda que tienen intereses en la República Democrática del Congo, con la intención de hacerse con el control de las minas de coltán, pues por más de dos décadas ambos países, han promovido grupos guerrilleros y se han beneficiado de las deficiencias en el Estado de derecho de su país vecino, con el que comparten fronteras en las regiones de Kivu del Norte y Kivu del Sur, zonas ricas en coltán, oro y diamantes:

Y es que de acuerdo con un documento publicado por el diario El Confidencial:  

«De esa región congoleña fronteriza con la enclavada Ruanda podría proceder al menos la mitad del mineral que llega a los mercados internacionales con la etiqueta “Made in Ruanda’’».

Ruanda y Uganda, cabe destacar son grandes exportadores de coltán, pero no cuentan con reservas del mineral, por lo que fungen como sitios para su procesamiento y posterior comercialización hacia occidente y otras partes del mundo.

En otras palabras, Ruanda en especial, se ha convertido en un centro de colocación de piedras preciosas y minerales exóticos cuyas propiedades sirven para la fabricación de semiconductores en el mundo y pequeños nano transmisores que al final de la cadena de producción, son colocados en toda clase de dispositivos electrónicos que les dan mayor confort a las personas en la actualidad.

Detrás del avance tecnológico hay sangre y esclavitud

La ciudad de Manguredjipa, se encuentre a más de 450 kilómetros de la ciudad de Goma, es una modesta aldea situada en la región de Kivu Norte. No tiene hospitales, ni colegios, ni hoteles, a decir verdad, no tiene casi ningún atractivo arquitectónico, salvo uno: una mina de coltán. Eso en la República Democrática de Congo es hablar de un centro de dinero en cantidades muy grandes.

Esta aldea se encuentra en territorio Mai-Mai,( una zona llena de grupos insurgentes y de mercenarios auspiciados por Ruanda) ,tristemente populares por sus masacres, sus crímenes contra la humanidad, sus violaciones, su reclutamiento forzado de niños para convertirlos en soldados y por usar el coltán para perpetuar su lucha contra el gobierno congoleño y contra sus enemigos naturales, los milicianos ugandeses y ruandeses (se estima que en el Congo, existen 40 grupos guerrilleros financiados por el gobierno de Ruanda).

En medio de toda esta inestabilidad social y económica existe como se ha mencionado anteriormente, una de las mayores minas de coltán en toda la región, lo que se convierte en una maldición y caldo de cultivo para que muchos grupos ajenos a los ??ongoleños, se disputen los beneficios económicos en la extracción de este preciado mineral.

Pero el martirio no acaba ahí, por si los alrededores fueran poco, las condiciones de la mina están a un paso de la esclavitud. Jornadas laborales de más de 14 horas a cambio de un euro. Soldados rebeldes, armados con varas de madera, para golpear la espalda de los mineros con el propósito de que trabajen más rápido. Mujeres, algunas de ellas embarazadas, buscando el mineral para poder cambiarlo por algo de comida. O niños, muchos de ellos, ni llegan a los 12 años, obligados a trabajar dentro de los túneles, ya que su tamaño es el idóneo para poder extraer el mineral que está en el interior, son solo algunos de los cuadros dantescos que se han denunciado por medio de múltiples organismos internacionales, pero hasta ahora, nadie hace nada para detener esta situación. De acuerdo con UNICEF en el Congo, hay más de 40,000 menores trabajando en esta clase de minas.

Este no es el infierno sobre la tierra, sino solo una demostración de que la incongruencia y la carencia de políticas restrictivas en contra del abuso infantil y la esclavitud en pleno siglo XXI, no es un tema superado como se había hecho creer en el mundo occidental.

El problema con esta situación es que, aunque muchos organismos hablan de prohibir y blindar los procesos de compras de este tipo de minerales, procedentes de compañías internacionales sospechosas, hasta la fecha, es claro que no basta con esta clase de acciones, pues la operación de estos lugares no ha parado, de hecho, se ha intensificado y cada vez más, son las naciones que motivadas por el negocio que representa la explotación del coltán están incursionando en la zona, un ejemplo, es el grupo Wagner quien pudiera poner orden o generar más caos en la demarcación, todo dependerá de las verdaderas intenciones de este equipo táctico para abrir un nuevo mercado comercial de esta clase de productos hacia Europa y Asía, o solamente fungir como un nuevo amo para los oprimidos en aquella nación.

POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES

PRESIDENTE DEL INAP

MAAZ