COLUMNA INVITADA

¿Qué diría Octavio Paz?

El ogro filantrópico debería ser el ensayo en el que leyéramos todos los errores de nuestro presente

OPINIÓN

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Pedro Ángel Palou / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

He estado pensando mucho estos días qué pensaría o que diría Octavio Paz ante nuestra realidad política actual. No me parece un acto fútil. "Volver a México, por ejemplo, a mediados del año que viene, sería maravilloso. Todo el problema reside en cómo y de qué manera se puede vivir sin entregar todas tus horas a un trabajo estúpido y estéril. Ya veremos. Y con este ya veremos se nos pasa la vida...”, le escribe a su amiga Elena Poniatowska desde París el 25 de mayo de 1960, cuando en realidad se está volviendo a ir ahora rumbo a Asia. No  hay en esa carta solo una duda sobre el trabajo o los trabajos que el escritor debe hacer para sobrevivir económicamente, sino el dolor, la incertidumbre de volver a México.

Siempre se estará yendo o estará regresando. Cuando inicia Plural está volviendo, nuevamente, de doce años de estar fuera del país. Su regreso coincide con una especie de fiebre política de los intelectuales que ante la puerta entreabierta del inicio del sexenio echeverrista cuya única palabra –hoy sabemos que más bien se trató de una máscara- era democratización consideran, como Carlos Fuentes que es eso o el fascismo (ante la andanada de regímenes militares y golpes de estado en el Cono Sur, solo por situar histórica y políticamente la polémica decisión de dejarse engullir aparentemente por el Ogro filantrópico).

Un sector progresista o de izquierda pensaba que era posible la constitución de un partido político de oposición que no fuera de derecha. El PAN quiere ser a la vez poder y oposición, criticaba Paz. Junto con Heberto Castillo, Demetrio Vallejo, Víctor Flores Olea, Carlos Fuentes, Luis Tomás Cabeza de Vaca planean un partido socialdemócrata cuyos esfuerzos no llegan a  cobrar vida final. ¿Qué hubise sido de México si ese partido hubiese roto la hegemonía del PRI en ese tiempo?

Ahora que ha muerto el imprescindible Adolfo Gilly recuerdo una carta que Paz le escribe desde Harvard instado por Womack, quien le ha hecho leer La revolución interrumpida. Gilly, por entonces está preso en Lecumberri. “Usted escogió el socialismo –y por eso está en la cárcel. Este hecho también me lleva a mí a escoger y a condenar a la sociedad que lo encarcela. Así, al menos en ciertos momentos, nuestras diferencias filosóficas y políticas se disuelven y se resuelven en esta proposición: hay que luchar contra una sociedad que encarcela a los disidentes”. Escribe entonces en Harvard un texto prístino, México presente y futuro, que bien haríamos con releer hoy. No tenemos esa opción socialdemócrata que pretendía, lejos estamos de una democracia sana y de contrapesos, un gran camino nos falta por recorrer. Quizá lo que urge es un cambio de regimen dejando el presidencialismo y hacia el parlamentarismo, como España, algo que Paz añoraba también. Necesitamos escuchar a la disidencia, nos urge el ágora pública y los medios masivos deben dejarse de espectáculos baratos y volver al debate.

Paz le escribe a su amigo poeta Charles Tomlison: “Mexico me duele, pero yo no le duelo a los mexicanos. A veces pienso que no me quieren, pero exagero: no existo, no pertenezco, no soy de los suyos. Lo mismo le pasó a Reyes, lo mismo le pasa a Tamayo. Su pintor es Siqueiros –lo adoran. Y su verdadero poeta debería haber sido Neruda –o Santos Chocano. Qué mala suerte han tenido conmigo –y yo con ellos.” Es una lástima que esto que a él le dolía siga pasando. Tenemos que releerlo; sus ensayos políticos son tan esenciales como los estéticos.

De hecho El ogro filantrópico debería ser el ensayo en el que leyéramos como en una radiografía, todos los errores de nuestro presente. La militarización, la tendencia autoritaria de nuestro presidente, la falta de democracia real, las prebendas a los partidos y el negocio de la política, la falta de ideas y la negación del disenso. No hay política sin negociación, sin escuchar a los otros. Eso es solo gobernar, y mal.

En un hermoso poema que Tomlison le dedicó a Paz que habla sobre el regreso, le escribe: “Tú regresaste a la monotonía monóxida/que mancha los árboles de Mixcoac:/No hay jardines, como dijiste, más allá/de los que llevamos dentro.” Paz regresó y fue un faro, su luz todavía puede iluminarnos.

POR PEDRO ÁNGEL PALOU

COLABORADOR

@PEDROPALOU

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