Hay combinaciones que suman. Que ayudan a convertir imposibles en acontecimientos, los ‘nos’ en ‘sís’. Pero otras solo anuncian rupturas. Así el juego de Alejandro “Alito” Moreno, presidente del PRI.
No nos digamos sorprendidos. Ya traicionó a la oposición y lo volverá a hacer. Todo por una sencilla razón: salvar su pellejo.
Alito es una persona que pensó podía ser presidente de México, saltó de ser gobernador de Campeche a dirigente del otrora invencible partido. Logró que el CEN del PRI solo esté conformado por sus amigos e incondicionales; poco o nada queda del Institucional que agrupaba y buscaba tener representantes de diversas voces.
Muestras de que es “a su manera” o no es, las hemos visto. Desde la toma del CEN priista, hasta lograr que Osorio Chong dejara de ser el líder de la muy menguada bancada del Revolucionario en el Senado. El final ya lo conocimos: Osorio, Ruiz Massieu y otros senadores salieron del PRI. Moreno consiguió conformar la fracción parlamentaria más pequeña de la actual legislatura. Todo lo hizo a su manera, con altos costos para el partido que encabeza.
Alito tiene tres planes. Si el primero no funciona, accionará el segundo y, si no, el tercero. Otra vez, poco le importan el Frente Amplio por México, los candidatos de este, su partido o el bien del país. Él sabe salir avante a costa de quien sea.
Plan A: hacer crecer a Beatriz. Forma parte de una campaña de la 4t. Inflar a la senadora —ella no necesita de triquiñuelas— y que parezca que la tlaxcalteca es mucho más competitiva. Alito está en el Frente para dinamitarlo, reventarlo, ya casi lo logró cuando votó por la militarización y ahora su meta es no ponerle freno a Morena.
Plan B: si Xóchitl gana la contienda interna, Alito hará un tango. La posibilidad existe de que el priista señale al Frente, grite fraude y complot.
Buscará mayor número de senadurías, diputaciones y gubernaturas estatales. Si no logra sus mínimos (lo que lo incluye a él con alguna plurinominal), irá al plan C.
Plan C: el chantaje, continuará gritando, pero elevará los decibeles para salirse del Frente hasta lograrlo. Al “plan C”, en parte le haría un favor al Frente. Saldría una persona que no sabe mantener acuerdos y que es traicionero. Será interesante verlo en la 4t después de todo lo que Layda Sansores le ha señalado. Bueno, ya sabemos que ir a la 4t, los “purifica”.
Y si bien la salida de Alito sería algo bueno para el Frente, no sería así la salida del PRI de estructuras y destacadas personalidades; tampoco de individuos que, sin pertenecer al otrora partidazo, buscan un mejor México.
La pregunta es si con la salida de Alito estos cuadros también se irían. La respuesta pudiera parecer sencilla, pero en cuestión de números es donde no se conoce. ¿Se irían con él los que se parecen más a Morena, mientras se quedarían en el Frente aquellos que continúan creyendo en mejorar a México?
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
COLABORADORA
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@MALOGUZMANVERO
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