TODOS SOMOS MÉXICO

Pandemia de violencia

Infortunadamente estamos atestiguando una violencia ciudadana atroz e incomprensible, como la del hombre que golpea con ira y saña a un adolescente

OPINIÓN

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Mauricio Farah / Todos Somos México / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Enfrentamos otra pandemia, la de la violencia.

Todos los días circulan por las redes sociales abundantes expresiones de intolerancia y odio, de racismo y exclusión, de insulto y polarización.

Ciudadanos dirimen sus discusiones de tránsito a gritos y golpes, y hay quienes van preparados para la batalla urbana: bates y fierros y todo lo que pueda servir para despedazar los cristales del auto enemigo, como si cargáramos una furia que hay que expulsar de cualquier modo.

Infortunadamente estamos atestiguando una violencia ciudadana atroz e incomprensible, como la del hombre que golpea con ira y saña a
un adolescente hasta dejarlo inconsciente sólo porque le pide formarse en una fila de un comercio.

O la del individuo que, sin ninguna conciencia ni freno, acuchilla cobardemente a una mujer en la soledad de una calle, en una secuencia que estruja y que, a la vez, hace posible la captura del agresor, al haber quedada grabada en una cámara de seguridad.

Rara vez una de estas cámaras evita la comisión de un delito, pero cada vez más están contribuyendo a imposibilitar la impunidad.

En las carreteras es frecuente ver o padecer asaltos inusitadamente ventajosos, en contra de familias o de vehículos de carga, perpetrados por criminales que atacan fuertemente armados y en grupo, agresiones que pasarían inadvertidas de no ser porque alguien tuvo la imprudencia o la valentía de grabar los hechos, el celular como única defensa y testimonio.

Grupos delincuenciales ejercen una violencia sistemática y persistente para conservar o expandir territorios que asumen suyos, aunque cabe la
duda ya de si esos son los propósitos de sus crímenes, que suelen exceder lo que entendemos por batalla para convertirse en hechos inexplicables:

En Poza Rica se encuentran restos humanos, que corresponden al menos a 13 personas, empacados y en refrigeradores. 

Por qué, para qué. 

Ni siquiera la imaginación alcanza, como tampoco da para concebir la crueldad, la aberración, con la que se quita la vida a los cinco jóvenes que desaparecieron en San Juan de los Lagos y cuyo fin, grabado por los delincuentes, se arroja al circuito de las redes sociales con la intención de exhibir la sevicia o de aterrorizar, menguar y pasmar el ánimo social.

En esas mismas redes suelen aparecer videos
de hombres armados, a veces cientos, que muestran su poder de fuego y su disposición a amenazar o a vengar quién sabe que rencilla o guerra criminal.

Vivimos ensombrecidos por una pandemia de violencia que está costando muchas vidas y está arrebatándonos la tranquilidad. 

No cabe la resignación. Por ahora la única respuesta posible, aunque implica un arduo desafío, es la contención, tarea que corresponde al Estado en su conjunto. 

De manera particular, es responsabilidad de los tres órdenes de gobierno, de las fiscalías y del sistema judicial realizar el esfuerzo adicional que se requiere para frenar esta pandemia. 

De no ser así, seguirá cobrando víctimas y nuestra convivencia se verá cada vez más gravemente amenazada.

POR MAURICIO FARAH

@MFARAHG

ESPECIALISTA EN DERECHOS HUMANOS

PAL