Uno de los componentes de la gobernabilidad de cualquier sistema político es el de la estabilidad, que se refiere a la capacidad de dicho sistema a adaptarse a los desafíos de la realidad siempre cambiante. Las decisiones y presagios de ahora tendrán sus resultados por lo menos en los siguientes seis años.
El proceso electoral aún no ha empezado legalmente, sin embargo, es una obviedad pública que los procesos internos de los partidos, tanto de Morena como de los partidos de oposición, son el preámbulo de quien pueda encabezar la candidatura a la Presidencia de la República.
La titularidad del Poder Ejecutivo dota a un civil como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, pudiendo utilizarlas para garantizar la seguridad interior y la soberanía nacional. Las facultades constitucionales le dan al Presidente preponderancia en materia económica, relaciones exteriores, en materia agraria, por encima de otros Poderes; también puede vetar leyes, realizar nombramientos, proponer designaciones, emitir decretos, convirtiéndose en el eje fundamental de todo el sistema político mexicano.
Con las facultades y atribuciones arriba mencionadas que le otorga nuestra Constitución Política, entre muchas otras más, se requiere de una persona fuerte, anímica, emocional e intelectualmente equilibrada, aunque en la nueva dinámica se busca siempre el equilibrio de los tres Poderes, en la práctica se debe legitimar el ejercicio del poder utilizando las mejores artes de la política y el don de las virtudes personales.
Aunque gobierna para todo el país, sus mensajes políticos y símbolos hacia la población son actos inequívocos del toque personal y del legado que quiere dejar para la historia. Esta forma de utilizar el poder presidencial ha sido, entre otras artes, la que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha mostrado desde el inicio de su sexenio. Gobernar es la última etapa de una campaña política, los buenos o malos resultados redundan en la elección del sucesor para dar mayor impulso a su intención histórica o el acabóse de la misma.
La Institución Presidencial se convierte en un ámbito de intermediación con toda la sociedad, por ello está sujeto a los ataques de otros poderes fácticos con agenda local e incluso internacional; nuestro presidencialismo en todos los sexenios marca un estilo personal de gobernar y un mecanismo de relación política con agrupaciones religiosas, políticas, sociales, campesinas, empresariales, universidades y la propia sociedad civil, donde se requiere gran astucia, talento, y un equipo de expertos que coadyuven a la gobernabilidad en todos los ámbitos.
En los distintos análisis que se realizan en mesas políticas y de estrategas, México necesita de una figura como la de Adán Augusto López Hernández, pues es el único que cuenta con todos los atributos de un sucesor confiable, no es un solo heredero, son cientos o miles de liderazgos que coinciden en que él puede reforzar e impulsar la defensa del proyecto de transformación, la Cuarta Transformación.
Los eventos multitudinarios que ya superan las dos millones de personas en este primer proceso de Morena, lo hacen ser factor de unidad dentro del partido y entre todos los sectores nacionales, y hoy integra a todos los grupos políticos serios del país, los que en realidad tienen estructura y capacidad de movilización.
La operación política del Lic. Adán Augusto López Hernández lo ha colocado en la cúspide como máximo representante de quien honrosamente puede suceder la ideología obradorista, la resistencia de los participantes hoy se muestra como un abierto respaldo y reconocimiento a quien comienza a dominar todos los hilos del poder, y quien ha demostrado sincera y profunda lealtad al Presidente en turno. Esta representación nacional partidista llegará por voluntad del pueblo, donde se reconocerá la idoneidad de su triunfo.
RICARDO PERALTA
COLABORADOR
@RICAR_PERALTA
MAAZ