CIUDADES SUSTENTABLES

Nadie puede regular el Airbnb

Lo que al inicio fue una forma de economía colaborativa, por la vía digital, para que las personas rentaran por un tiempo la vivienda o cuartos que no ocupaban, se ha convertido en un mecanismo para que personas y empresas inviertan para participar en el negocio del hospedaje

OPINIÓN

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Vidal Llerenas / Ciudades Sustentables / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Bloomberg, en su reporte Citylab, da cuenta de un fenómeno que ya imaginábamos, en realidad ninguna ciudad es capaz de regular correctamente el hospedaje temporal, tipo Airbnb, pero que no se limita a esa plataforma, ya que existen sinfín de proveedores similares. Lo que al inicio fue una forma de economía colaborativa, por la vía digital, para que las personas rentaran por un tiempo la vivienda o cuartos que no ocupaban, se ha convertido en un mecanismo para que personas y empresas inviertan para participar en el negocio del hospedaje. Debido a su exponencial crecimiento, las ciudades han tratado de poner reglas para atenuar posibles efectos negativos, como encarecer o afectar la vida cotidiana de los barrios. Algunas lo han prohibido en áreas exclusivamente residenciales, otras las tratan de limitar a casas de individuos, no de empresas, o limitan el número de propiedades que alguien puede rentar por esa forma, o limitar el número de días de renta de una propiedad.

El Airbnb permite crecer la capacidad de hospedaje de las ciudades en el corto plazo, sin necesidad de grandes inversiones adicionales. Es el caso de la Ciudad de México que, en ciertas zonas y en algunas temporadas, tiene problemas para atender la demanda de una urbe atractiva para el turismo de espectáculos, de negocios y de convenciones. Por otro lado, plataformas y servicios de este tipo reducen la oferta de renta a la población residente y compite con los hoteles en temporadas de menor demanda. Fenómeno como el trabajo remoto, común a partir de la pandemia, hacen que el modelo Airbnb sea, ahora, más demandado. En realidad, en no pocos casos los viajeros prefieren ese tipo de hospedaje que permite reducir costos y estar más cercano a la vida diaria de la ciudad que visitan.

Muchas ciudades del mundo, particularmente en Europa, han intentado regular estos servicios. Copenhague reguló a los Airbnb, de forma que sólo pudieran ser rentados 70 noches al año, aunque es evidente que en los distritos de mayor demanda eso simplemente no se cumple. Airbnb afirma que cumple la regla, pero existen muchas más plataformas que operan en esa ciudad. Nueva York en realidad no fiscaliza su disposición de que las propiedades no se presten por más de 30 noches, en parte porque entra en conflicto con legislaciones federales. Quebec establece una multa equivalente a unos 120 mil pesos a quienes no registren la propiedad y rompan las reglas, pero distintos acontecimientos muestran que el 80% de las personas que rentan de manera temporal lo hacen de manera irregular. Algunas ciudades, como Berlín, cambiaron su prohibición de rentar propiedades de forma temporal, que la limitaba a los cuartos, a una nueva que permite la renta temporal por 90 días, para las personas que tienen una segunda propiedad. En Barcelona, la alcaldesa saliente, Ada Colau, prohibió la renta temporal por medio de plataformas, a menos que tuvieran una licencia por parte del ayuntamiento, aunque se estima que el 30% de las propiedades rentadas en realidad son irregulares, ya que las plataformas no requieren prueba del registro. Lo que sucede es que los propietarios utilizan un registro para rentar varias partes de la propiedad o distintas propiedades. En Londres, no es permitido la renta temporal en ciertas zonas, pero los propietarios simplemente utilizan el código postal de otras.

En varios de estos lugares las regulaciones nacionales les permiten a las plataformas evitar compartir información con las ciudades, por el tema de manejo de datos personales, o incluso no son compatibles con legislaciones respecto a la propiedad, que en principio impiden restringir la renta temporal. En todos los casos, los ayuntamientos tienen que invertir cantidades importantes en bases de datos, así como en verificaciones de los espacios y de plataformas muy sofisticadas desde el punto de vista tecnológico. Todo eso muestra que es muy difícil regular este fenómeno, que se requiere trabajar con los propios proveedores y propietarios y que, prácticamente, nadie ha logrado los fines deseados.

Estos ejemplos son importantes para lo que podría hacer la Ciudad de México, en donde se ha asociado a la presencia de Airbnb con el encarecimiento del costo de vida en ciertas zonas de la ciudad. Sin duda, este es un fenómeno complejo, que se relaciona con la economía digital pero también con mercados laborales cada vez más flexibles a nivel global y con la incapacidad de algunas ciudades de proveer vivienda suficiente y adecuada, así como servicios de calidad a sus habitantes. Quizá nadie pueda regular al Airbnb, pero mucho se puede hacer para que la vida en nuestras ciudades no dependa de los impactos de estos servicios.

 

POR VIDAL LLERENAS
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@VIDALLERENAS

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