OJOS QUE SÍ VEN

“Ya digo cualquier tontería”

Los comentarios del presidente que quedarían grabados en la cinta de video misteriosamente llegaron a manos de la exitosa cadena de los Estados Unidos Telemundo quien no lo pensó dos veces para dar a conocer el interesante material

OPINIÓN

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Jesús Martín Mendoza / Ojos que sí ven / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El 31 de octubre de 2006, el entonces presidente de México Vicente Fox Quesada concedía una de sus últimas entrevistas en su calidad de presidente en funciones, ya que Felipe Calderón Hinojosa, presidente electo, era quien atraía toda la atención luego de un proceso electoral complejo, historia que todos conocemos. Vicente Fox, el hombre que al principio de su mandato en el año 2000 pedía a los medios de comunicación que “lo dejaran disfrutar de la presidencia”, para ese año de 2006 mostraba una especie de duelo por terminar uno de los periodos más importantes en la historia de México porque, aunque no les guste a algunos, Vicente Fox marcó una etapa fundamental con la primera derrota del PRI y un proceso de alternancias que consolidaron la democratización de la vida política del país. En esa entrevista concedida a la cadena de noticias EFE, mientras se hacían los preparativos para su realización, el entonces presidente Fox contestó al entrevistador a su pregunta de los temas a abordar en la charla aquellas frases inolvidables que marcaron el final de su gobierno: “Ya hoy hablo libre, ya digo cualquier tontería, ya no importa. Ya. Total, yo ya me voy”. Los comentarios del presidente que quedarían grabados en la cinta de video misteriosamente llegaron a manos de la exitosa cadena de los Estados Unidos Telemundo quien no lo pensó dos veces para dar a conocer el interesante material. Por supuesto las reacciones fueron muy duras hacia el presidente saliente, pero dejaron de manifiesto algo que sufren todos los presidentes pasados y presentes durante su último año de gobierno, les duele dejar el poder, se muestran abatidos, ya no son el centro del interés, ya no son motivo de comentarios y más aún cuando se define a un presidente electo, pasan a segundo plano. En efecto, el último año de los presidentes mexicanos es el peor de todos en donde, claro, ya hacen o dicen “cualquier tontería”. Andrés Manuel López Obrador no se escapa de ese destino. Vive su último año de gobierno envuelto en las críticas por su profunda impericia para manejar un gobierno que generó altas expectativas pero que resultó tan igual o peor que los peores gobiernos de la historia de nuestro país. Sabedor de esa realidad, aunque lo niegue todas las mañanas, su estado de ánimo muestra un acelerado declive. Ha endurecido su discurso, ya de por sí de confrontación. Se dice víctima de todo y de todos. Hasta ya planteó que es víctima de violencia de género, aseveración que provocó la risa de la opinión pública. Pero lo que más preocupa inclusive a sus seguidores y gente que lo rodea son sus ideas sacadas de la nada, meras ocurrencias, como aquella en donde proponía la creación de un centro de distribución con todas las “medicinas del mundo”. Nadie se atrevió a mencionar la extraña idea una vez más. Otro ejemplo, en torno a la polémica generada por los libros de texto para niños de educación básica, aseguró que los libros fueron diseñados por “miles de maestras, maestros y los mejores pedagogos”. Resulta inverosímil que si de verdad participó tanta gente los libros tengan errores graves desde el punto de vista cualitativo y hasta faltas de ortografía. Su desesperación y dolor por el ya muy cercano adiós, lo muestran violento y vengativo contra sus críticos, a tal grado, que insiste en generar día tras día un ambiente de linchamiento en contra del periodista Ciro Gómez Leyva, quien ya sufrió un atentado en contra de su vida y que podría sufrir, según Gómez Leyva, un segundo atentado. López Obrador está en su ocaso, lo sabe y le duele, porque también sabe que sus marionetas, si alguna de ellas gana la presidencia en 2024 cobrarán vida propia. Sabe que su destino será quedar en el olvido, y por ello, como Vicente Fox en su momento, López Obrador ya dice “cualquier tontería”.

Corazón que sí siente

Semana de muertes misteriosas. María Fernanda Sánchez, mexicana residente en Berlín Alemania desde hace medio año, apareció muerta en un rio alemán. Iñigo Arenas Saiz, joven empresario mexicano apareció muerto en un antro del Estado de México. En ambos casos se desconocen las causas de las muertes. Un caso se investiga en México y otro en Alemania. ¿Cuál se resolverá primero?

POR JESÚS MARTÍN MENDOZA
JESUS.MARTIN.MENDOZA001@GMAIL.COM
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