DESDE AFUERA

Bárcena en Washington

La relación no puede ser determinada sólo por los problemas o las conveniencias. Pero se debe hallar el balance. Ojalá la Canciller lo logre

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena, realiza su primera visita a Washington desde que asumió el puesto hace un mes, con la tarea de poner un poco de calma en una relación que de complicada pasó a turbulenta.

No es tarea fácil. Sería muy simple, sencillo incluso, señalar que la retórica y las acciones de los republicanos dificultan la atmósfera de la relación desde el lado estadounidense y que las respuestas y las políticas del presidente Andrés Manuel López Obrador tienen su propio impacto desde el lado mexicano.

Son dos facetas opuestas de una gran realidad, una con más caras que un domo geodésico y con una profundidad creciente.

Los republicanos representan una realidad de la sociedad estadounidense, en especial de sectores anglosajones donde las actitudes racistas y las reacciones violentas sólo disfrazan su enorme miedo a los cambios étnicos y económicos.

López Obrador es un político que habla sobre las preocupaciones y los complejos de muchos mexicanos, angustiados a su vez por la creciente relación de dependencia con Estados Unidos y la desaparición paulatina de una forma de vida en aras del progreso económico.

El hecho es que las dos partes golpean una relación importante. Difícilmente, ningún otro país tiene el mismo efecto en México que EU, y ningún otro tiene potencialmente el mismo impacto que nuestra nación en Estados Unidos.

Ninguno puede darse el lujo de enemistarse con el otro o ser indiferente a sus necesidades y preocupaciones válidas.

Es una realidad que puede verse con diferentes perspectivas y distintos énfasis, pero no puede ignorarse: hay una integración social real, y en términos geopolíticos y geoeconómicos una verdadera codependencia.

Y esas son consideraciones que ni las opiniones de los republicanos ni los discursos de AMLO van a cambiar.

Y si bien es cierto que sus equívocos y reclamos representan malestares que no dejan de ser reales, a las dos partes conviene atenderlos y resolverlos en lo posible. 

México es un aliado importante para Estados Unidos, tanto por cercanía geográfica como por ser parte integral de las cadenas de producción y la creciente realidad de sociedades profundamente interrelacionadas.

Washington es un socio fundamental para México. El mejor desempeño de la economía mexicana ha estado más relacionado con el repunte estadounidense de los últimos dos años y la entrada de capitales deseosos de aprovechar el nearshoring, que a las prédicas de López Obrador.

Bárcena es ahora secretaria de Relaciones Exteriores y debe ejecutar la política exterior determinada por el Presidente, pero sin el lastre de ambiciones propias su consejo puede modular decisiones y declaraciones con un impacto negativo para el país.

La relación no puede ser determinada sólo por los problemas o por las conveniencias. Pero es importante hallar el balance. Ojalá Bárcena lo logre. 

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM

@CARRENOJOSE1

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