COLUMNA INVITADA

El factor histórico

Dejar de lado ese tema “histórico”, es lo que nos puede ayudar a centrarnos en seguir adelante, para ser y no parecer, un país unido en sus diferencias; lo que es indispensable, para alejarnos de preceptos retrogradas y consolidar el avance conjunto

OPINIÓN

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Sara Morgan / Columna Invitada / El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

¿Se han dado cuenta que siempre dicen la frase? ¡México, lo tiene todo!, ¿Y por qué será que casi nunca conseguimos destacarnos, o hablar de otras cuestiones que pasan, más allá de su valiosa tradición gastronómica o de pueblos originarios? Este país, tiene un conglomerado sincrético debido a sus diversos orígenes. Lo anterior significa que aquí se fusionaron diferentes expresiones culturales o religiosas, para conformar una nueva tradición.

Estudiosos de muchas disciplinas, responden a la pregunta anterior con conclusiones siempre similares: La causa es “multifactorial,” lo cual nos lleva a la nada. Cómo explicar entonces, que otros países a pesar de dificultades de muy diversa naturaleza, destaquen en campos como la ciencia, la economía, los deportes y la superación social. Las explicaciones, sobre nuestra mexicanidad tienen hipótesis sobre un origen histórico del resentimiento y odio, relacionándolos a la conquista de hace más de quinientos años. Puede ser, pero es muy cómodo que nos digan que las razones para tener un lado “B”, machista, violento, asesino, envidioso, egoísta, gandalla, virtuoso en la sumisión, dejadez y mediocridad, se deben a hechos sucedidos hace siglos. Cuesta trabajo seguir creyéndolo; ya que no tienen implicaciones con una realidad actual, que nos impide convivir en un ambiente de respeto y paz. La palabra México, se forjó siglos después de la conquista, bajo migraciones y mestizajes diversos. Entonces, no podemos atribuir lo ineficaz de nuestra actuación social, como resultado de algo tan lejano, y darle una vinculación exclusiva a una referencia antigua, ya que ello sólo es una parte de nuestro bagaje histórico, pero no es la totalidad, no debemos olvidar que hechos diversos, también dieron a la mexicanidad otros colores, sabores e ideas.   

Dejar de lado ese tema “histórico”, es lo que nos puede ayudar a centrarnos en seguir adelante, para ser y no parecer, un país unido en sus diferencias; lo que es indispensable, para alejarnos de preceptos retrogradas y consolidar el avance conjunto. 

Todo lo anterior, viene al caso ya que, en aras de querer ensalzar un factor más histriónico, que histórico, todos los eventos, reconocimientos y acciones, tienden a referirse a ciertos grupos indígenas, a los que ahora renombramos como originarios, como si ello, cambiara su realidad. Curiosamente, sólo se toman imágenes o representaciones de personajes, originarios, del centro, y sureste mexicanos. Por supuesto, teniendo todo el cariño y respeto por los mismos, la primera tarea gubernamental, debería ser la inclusión, y aculturación de los mismos, no de símbolos, sino de mejores perspectivas de vida, ya que hoy más que nunca, éstos grupos originarios están plagados de cacicazgos violentos, con la continuación de algunos usos y costumbres, bastante perniciosos, que atentan contra el bienestar y superación, de su misma población, ya que en muchos de los mismos, se perpetúan matrimonios infantiles, en regiones del estado de Guerrero, Oaxaca o Chiapas, la maternidad múltiple, la mayor tasa de mortalidad materno - infantil, el sojuzgamiento de muchas mujeres, desnutrición, trabajo infantil en mendicidad en las grandes ciudades, explotación y trata de personas. Pero otra de las razones, por lo que debemos generar su integración, es debido a que desvincularse de un contexto educativo, laboral y de protección, impide la igualdad. Lo anterior, no tiene nada que ver, con la conservación de sus usos idiomáticos o sus características costumbristas, siempre que sean valiosas.       

Por otro lado, no olvidemos que todas las personas que hemos nacido o que han llegado a este país a vivir, tenemos la mexicanidad por delante; y no necesariamente se resta la pertenencia por carecer de un pasado de pueblo originario, por el contrario, suman para seguir enriqueciendo culturalmente nuestro país.

Por ello, no es menos mexicano, un color de piel clara u obscura, unos ojos rasgados; ya que todos y todas pertenecemos a esta gran abstracción. Ejemplos hay muchos, así, junto a la actriz, Yalitza Aparicio, no podemos dejar de lado a Salma Hayek. ¿Qué dices de los directores Cuarón, González Iñárritu y Guillermo del Toro? Junto a Diego Boneta. ¿Quién de ellos o ellas dejan de ser mexicanos?

Las personas que forjamos México, tenemos diversas raíces que alimentan un árbol con un destino común. Como dijese Juan Rulfo: “Los vivos son los que son una vergüenza. ¿No lo crees tú así? Los muertos no le dan guerra a nadie; pero lo que es lo vivos, no encuentran cómo mortificarle la vida a los demás. Si hasta se medio matan por acabar con el corazón del prójimo. Con eso te digo todo. En cambio, a los muertos no hay que aborrecerlos. Son la gran cosa. Son buenos. Los seres más buenos de la tierra. (Un pedazo de noche)

POR SARA MORGAN
@MORGANSAREL

LABORAL

DIRECTORA DE EQUITY JOB LAB

PAL