COLUMNA INVITADA

Las fracturas: dolor, terapias, secuelas y partidos políticos

Las fracturas en los partidos políticos se dan generalmente por diferencias ideológicas; por diferencias al interior del gobierno del partido en el poder; o, por diferencias políticas entre los líderes de un partido

OPINIÓN

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Hugo Eric Flores / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Las fracturas primero duelen, luego viene la pérdida de funcionalidad del hueso fracturado, después la recuperación -que es también dolorosa- y, al final llegan las secuelas. Los que hemos sufrido fracturas sabemos que todo empieza el día del evento; que continúa después con el yeso, férula u operación; después las terapias de recuperación; y al final las fracturas siempre dejan secuelas, muchas veces permanentes. Generalmente aunque las fracturas sanen, depende la parte del cuerpo y de la edad de la persona, esos huesos quebrados no vuelven a ser los mismos que originalmente fueron. Algo muy parecido pasa cuando hay fracturas al interior de los partidos políticos. Primero el dolor de romper, después las terapias de recuperación y luego las secuelas. La historia en México demuestra que las fracturas, las divisiones de los partidos políticos no tienen compostura y que sus consecuencias son generalmente irreparables.

Las fracturas en los partidos políticos se dan generalmente por diferencias ideológicas; por diferencias al interior del gobierno del partido en el poder; o, por diferencias políticas entre los líderes de un partido. Aquí algunos ejemplos en la política mexicana de estas fracturas. Cuando Cuauhtémoc Cardenas rompe con el PRI, lo hace por diferencias ideológicas, los tecnócratas se habían apoderado del PRI y el neoliberalismo se convertía en el credo político y económico de México. En el sexenio pasado la fractura que se da al interior del gobierno de Enrique Peña Nieto entre Luis Videgaray y Miguel Ángel Osorio Chong, marcó el inicio del fin no solo de esa administración sino también del futuro del PRI en la elección presidencial. Un ejemplo de las fracturas que se dan entre los líderes del partido es la que tuvo lugar entre AMLO y los llamados Chuchos, Jesús Ortega y Jesus Zambrano, que terminó con la salida de AMLO del PRD para fundar MORENA.

Desde hace 35 años con Cuauhtémoc Cardenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martinez no se daba una fractura en el PRI como la que se dio esta semana en la que varios senadores decidieron renunciar al partido en el que militaron toda su vida. Miguel Ángel Osorio Chong, ex Gobernador de Hidalgo, ex Secretario de Gobernación y ex precandidato a la Presidencia hace 5 años; Eruviel Avila, ex Presidente Municipal de Ecatepec y ex Gobernador del Estado de México; y Claudia Ruiz Massieu Salinas, ex Secretaria de Turismo y ex Presidenta Nacional del PRI son las renuncias que mas destacan. El primero, un político profesional de gran experiencia, operador político conocido y reconocido, uno de los hombres fuertes del gobierno de Peña Nieto; el segundo, un político leal con gran sensibilidad y humanismo que siempre entregó buenas cuentas en elecciones y en responsabilidades públicas; la tercera, heredera del legado de Jose Francisco Ruiz Massieu en Guerrero, la sobrina preferida del ex Presidente Carlos Salinas, sus aspiraciones a la candidatura presidencial del PRI las basaba en su pertenencia a la élite política del país durante varias décadas. No son bajas menores, quien las quiera minimizar no conoce la historia. Esta fue la última fractura del PRI, lo que sigue es la inexistencia. Recuerden, solo gobiernan dos de treinta y dos entidades federativas.

Las consecuencias de las fracturas internas de los partidos es que minan la confianza del electorado de dos maneras. Primero, para con el propio partido y después para con el sistema de partidos en general, afectando, por lo tanto, el proceso político y democrático del país. Otra consecuencia más es que la unidad política de un partido se ve afectada, se percibe debilidad al no poder procesar sus diferencias internas y, por lo tanto, las decisiones del liderazgo serán fácilmente cuestionadas no solo al interior sino también al exterior del partido. Finalmente, las fracturas siempre tienen un impacto electoral, por más que se minimicen estas existirán. Quien las niegue lo único que necesita es esperar los resultados de las próximas elecciones.

Un liderazgo incluyente; la capacidad de diálogo; incluso hasta la mediación externa o de líderes morales de los partidos; procesos internos democráticos con reglas muy claras; y, estatutos con pesos y contrapesos que impidan que alguien se adueñe de un partido, ya sea una persona o un grupo, podrían ser las soluciones racionales para los verdaderos institutos políticos. Solo que hay un problema: no hay partidos que sean instituciones, los partidos tienen dueños en el México que hoy vivimos. Ni liderazgos incluyentes, ni capacidad de diálogo, ni el peso del liderazgo moral, ni procesos internos democráticos, ni reglas justas y transparentes. El dueño de MORENA es AMLO, del PAN Anaya y Creel, del PRI AMLITO, del PRD Zambrano y del VERDE Jorge Emilio. De ahí, la crisis de los partidos ante la opinión pública. Y lo peor, cuando surge un partido como el PES, se le encajona de igual manera, sin conocer sus postulados se le condena a tener dueño, no se examina su origen, propósito, reglas y el estilo de su liderazgo. “Todos los partidos son lo mismo”, reza el generalmente desinformado juicio público.

La Biblia, fuente de consejo y conocimiento para los lideres, sostiene que: “una casa dividida no prospera”. Y uno de los grandes ejemplos que da cuenta es cuando la nación se fractura entre Israel y Judá. Dicha fractura se da al morir el Rey Salomon, que había dejado dividida a la nación, por el desequilibrado trato entre las 10 tribus, que a la postre formarían Israel, con las Tribus de Benjamín y Judá de la que el Rey era originario. El trato diferenciado en impuestos y presupuesto, llevó a tener ciudades de primera como Jerusalem y de segunda como Samaria. Las consecuencias fueron gravísimas, no solo por la división interna y las constantes guerras civiles que originó gobernar para unos y no para todos, sino al final del día, los asirios conquistaron Samaria y después todo Israel; mientras que los babilonios, 100 años después, conquistarían Judá. El exilio de sus habitantes, la conquista y destrucción de sus ciudades incluidas Jerusalem y su sagrado templo, fueron la consecuencia de la división y de la falta de visión del liderazgo gubernamental de Israel.

“Cuando veas las barbas de tu vecino mojar, echa las tuyas a remojar”, dice un viejo dicho. Las fracturas siempre cobran facturas. La fractura de Cardenas marcó el inicio del fin del PRI. La fractura de Calderon con Fox fue el inicio del fin del PAN.  La fractura de AMLO  con el PRD fue el inicio del fin del partido fundado por Cardenas. El PRI, lo acepten o no, ya no volverá a ser el mismo ante la nueva fractura anti AMLITO. La factura por la fractura será que: el PRI nunca más regrese a la Presidencia de la República. Su extinción esta a la vista de todos. Por fin.`

POR HUGO ERIC FLORES

PRESIDENTE DEL PES

@HUGOERICFLORES

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