La irrupción de Xóchitl Gálvez ha tenido un efecto ambiguo en el espacio opositor. Por un lado, hay quienes creen que encontraron un perfil fácil de presentar en un contexto de clara hegemonía morenista. De origen humilde, mujer y dicharachera, el contraste con Santiago Creel, mismísima encarnación de la clase privilegiada, no podría ser más notorio.
Pero no todo es entusiasmo. A las dudas expresadas por la propia militancia sobre el método de selección se le agrega ahora el señalamiento del presidente respecto a que ya todo está definido y que hay acuerdo en la cúpula para que sea la panista la encargada de abanderar al PRIAN en la próxima elección.
Al poner sal en esa herida, el presidente profundiza una condición previa. La falta de cohesión entre el PAN y el PRI es más que evidente. El matrimonio forzado por el sisma de 2018 complejiza el acuerdo tácito que prevaleció en los albores del nuevo milenio. Cada uno por su lado, pero unidos en el plano programático y en el modelo económico-social que impulsan. Ahora, obligados a ponerse de acuerdo, la convivencia se complica.
Todavía no sabemos que quedará del PRI luego de la derrota en el Estado de México y de las desbandadas en Hidalgo y en el Senado. Tampoco si el panismo duro podrá metabolizar una candidata que, hasta ayer, miraban como un ave exótica.
Si la idea era que el proceso interno legitimara a Gálvez, todo parece indicar que se olvidaron de avisarles a sus principales cuadros y habrá que ver si el frente opositor se encolumna en esta candidatura. A su favor juega que la escasez de votos les deja poco margen para la audacia.
Por su parte, en Morena parecen conformes con la candidatura de Gálvez. Es claro que el presidente la eligió como contrincante de su proyecto. Las declaraciones de Claudia Sheinbaum, favorita indiscutible para coordinar la defensa de la 4T, mandan la señal de que hay que prepararse para enfrentarla.
El paso en falso de algunos referentes obradoristas fue ponerse en discutir el supuesto origen indígena de Xóchitl. Habiendo tantos frentes para elegir, algunas voces escogieron el único que colabora en instalar la imagen impostada de una caudilla popular.
En política importa menos de dónde vienes que hacia dónde propones ir y los intereses que impulsan la candidatura de Gálvez son los mismos que dominaron durante décadas la vida pública del país. Detrás del disfraz de mujer de pueblo sigue estando el mismo proyecto excluyente que vulneró derechos y condenó a la miseria a millones de mexicanos.
Adrián Velázquez Ramírez
Colaborador
@AdrianVR7
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