Estos días se ha hablado de dos temas interesantísimos y poco comunes en el deporte, el cual tanto nos apasiona.
No en cualquier temporada estás hablando el mismo día de (todavía en su momento) junio sobre un juego perfecto, y al mismo tiempo, sobre el acecho al mítico .400 de bateo.
Para darnos una idea de la precisa coincidencia, podemos decir que apenas tuvimos un paradigma de pitcheo en más de 10 temporadas y también como desde 1941, nadie ha bateado arriba (.406) del madero indómito de Ted Williams, enorme pelotero, de madre con origen mexicano, el del récord intocable de .482, de OPS.
El juego perfecto, esa gema, donde se retiran a 27 peloteros consecutivos (sin bases por bolas o errores, sin embasados pues) tenía también una extrañeza tremenda, pues no se repetía desde 2012, un año único, donde se presentó en tres ocasiones (Phillip Humber, Matt Cain y Félix Hernández) o en 2010, donde se dio en dos ocasiones (Dallas Braden y, QEPD, Roy Halladay), esto último no se daba desde 1880.
Teníamos 10 temporadas entonces sin esta maravilla, desde la serpentina y –esas cosas de la vida– la verdad que Domingo Germán no había venido “fino” en sus recientes actuaciones, aunque sacó la casta y dominó a unos Atléticos de Oakland, quienes (burlas aparte) le habían ganado a sus Bombarderos del Bronx en el anterior encuentro… son las Grandes Ligas y de verdad que cualquier equipo puede sacar la casta, máxime si viene fino el pitcheo.
Mérito para el lanzador dominicano, quien debutara en el 2017, y se sobrepuso a una suspensión por la política contra la violencia doméstica en el 2019, si consideramos como está volando la pelota y, si bien los ponches “están de moda”, cualquiera de los nueve atletas del line up puede sin problema batear un vuelacercas o cualquier imparable.
De las 24 actuaciones inmaculadas para un lanzador hasta la fecha, cuatro han sido de los Yankees: Don Larsen como único en Serie Mundial de 1956, David Wells (no sobrio), en 1998, David Cone, en 1999, y ahora, Domingo Germán en patio ajeno.
Algo maravilloso del beisbol, sin entrar en lo pantanoso de las apuestas, es pensar en las probabilidades de fechas para cuando se presentaría una nueva gema desde la serpentina ligamayorista… ¿cuándo veremos otro juego perfecto, queridos lectores?
Por lo que respecta al .400 (o superar meteóricamente ese .406 de Mr. Williams) para Luis Arráez, de los Marlines de Miami, es un reporte el cual nos tiene pegados a las pantallas un día sí y el otro también. Este versátil bateador en ocasiones parece hacerlo ver fácil y nos hace emocionarnos con la posibilidad, en otras jornadas –y así es el beisbol sobre todo en este máximo nivel– nos hace dudar ante los mortíferos curvones, pedradas y sliders de los rivales.
Igual con el seguimiento: la División Este de la Americana tiene a todos los equipos con marca ganadora, la Central –también de la Americana– todos sus equipos con marca perdedora.
POR ALEJANDRO AGUERREBERE
COLABORADOR
@ALEJOU
PAL