Hoy quiero compartir con ustedes una reflexión sobre un tema que nos afecta a todos, en el que rara vez nos concientizamos, pero que juega un papel fundamental en nuestra vida actualmente: la ciberseguridad. Vivimos en una era digital, donde nuestras vidas, tanto personales como profesionales, están entrelazadas con la tecnología y la conectividad. Desde nuestras cuentas bancarias hasta nuestra información personal, gran parte de nuestra existencia se encuentra en el mundo cibernético.
Los ciberataques y fallos en las infraestructuras críticas son ahora uno del top 5 riesgos globales, según el informe de Riesgos Globales 2022 del Foro Económico Mundial. Esto refleja cómo la tecnología y los riesgos tecnológicos están entrelazados con otros desafíos geopolíticos, ambientales, sociales y económicos.
Los datos son preocupantes: en diciembre de 2021, se detectaron más de 100 intentos de explotar una vulnerabilidad crítica en un software muy utilizado cada minuto. El delito cibernético ha aumentado en un 600% debido a la pandemia de COVID-19, impactando desde robo y malversación hasta piratería y corrupción de datos. La adaptación ha sido crucial para todas las industrias, y las empresas se han visto obligadas a buscar nuevas soluciones rápidamente.
Según Statista el mercado de la ciberseguridad de infraestructuras críticas está en constante crecimiento y se prevé alcanzar los 24.220 millones de dólares en 2030. Las instalaciones de infraestructuras críticas son objetivos cada vez más viables para los ciberatacantes, por lo que reforzar las ciberdefensas y gestionar los perfiles de ciber-riesgo se ha vuelto esencial.
El alcance de los ataques a la ciberseguridad es amplio y aterrador: desde sistemas energéticos hasta recursos nucleares, sistemas hídricos, aviación, y sistemas alimentarios y agrícolas. Los atacantes pueden incluso espiar, robar propiedad intelectual y preparar futuros ataques.
Ante esta creciente amenaza, los gobiernos han intensificado sus esfuerzos para detectar y enfrentar distintos tipos de ataques, como inteligencia de amenazas, APT's, ingeniería social, malware e intentos de phishing. Empresas como Metabase Q están en constante búsqueda e investigación de estos ataques, conscientes de que proteger nuestras infraestructuras críticas es proteger los pilares de nuestra sociedad. Su última investigación, llamada "Cybercartel Strikes Back", se enfoca en salvaguardar nuestra infraestructura financiera.
La ciberseguridad es una carrera constante, y como comunidad debemos unir fuerzas para asegurar la resiliencia de nuestras infraestructuras críticas. Desde la colaboración entre entidades públicas y privadas hasta el fortalecimiento de nuestras defensas, debemos estar preparados para enfrentar y mitigar los desafíos que los ciberataques representan para nuestro bienestar y seguridad. Juntos, podemos salvaguardar el corazón de nuestras sociedades y avanzar hacia un futuro más seguro y protegido.
Por Andrea Gómez Farias
@MetabaseQ
www.metabaseq.com
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