TRANSPARENCIA 3.0

Barbiemania y la tolerancia social

Barbie visualiza los efectos del patriarcado y del matriarcado y se cuestiona los estereotipos sociales de las mujeres que llevan a condicionarse o limitarse

OPINIÓN

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Naldy Rodríguez / Transparencia 3.0 / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La película Barbie llegó hace casi una semana a nuestro país y el furor social no se hizo esperar. Hombres, mujeres, niñas y algunos niños salieron a las calles con vestimenta color rosa y accesorios vistosos. 

Previamente, las críticas de cine advertían que no era una película para las infancias, más bien una cinta reflexiva para adultos, aquellos que crecieron jugando con Barbie y Ken, esa generación bisagra que nació sin Internet ni la revolución tecnológica pero que se adaptó a ella. 

Rompiendo tabúes, el nacimiento de la famosa muñeca en 1959 buscaba generar empatía en las niñas y que pudieran visualizar que ellas, al igual que Barbie, podían desempeñar una o varias profesiones, en una época donde las mujeres tenían pocos o nulos espacios en el ámbito público.

En medio de esa “barbiemania”, Ernesto, un joven de Tamaulipas fue presa de burlas y el escarnio público, a través de las redes sociales, por su vestimenta: portaba un pantalón rosa pastel y una playera ajustada en rosa mexicano. Fue una página de noticias de Matamoros la primera en publicar sus fotografías y en unas cuantas horas las imágenes y memes alusivos se hicieron virales.

México es un país racista, violento y que discrimina y la violencia digital ha tenido un incremento vertiginoso en los últimos años, especialmente en contra de las mujeres y de grupos sociales específicos como la población LGTBIQA+.

Como Ernesto, el 30 % de la población de 18 años y más que declaró haber sido discriminada en los últimos 12 meses (en la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2022), manifestó haber sido objeto de burlas por su forma de vestir o arreglo personal (tatuajes, ropa, forma de peinarse, perforaciones).

La respuesta está en la película: Juzgamos, peleamos y nos humillamos porque no sabemos quiénes somos: dice un inseguro Ken que buscaba a toda costa la aprobación de su Barbie. 

Sin hacer un spoiler, Barbie visualiza los efectos del patriarcado y del matriarcado, pero sobre todo se cuestiona los estereotipos sociales de las mujeres que llevan a condicionarse o limitarse. Transita finalmente a un equilibrio, pronunciándose por relaciones sanas sexo afectivas. 

La “barbiemania” nos debe llamar a hacer un uso responsable de las tecnologías de la información y la comunicación para construir entornos digitales seguros y respetuosos para hombres y mujeres.

Es importante salir de esa caja de aparador donde Barbie estuvo guardada por décadas, es momento de abandonar estereotipos femeninos y masculinos. Tomémonos fotos saliendo de esa vitrina, nunca más dentro.  

POR NALDY RODRÍGUEZ 
TRANSPARENCIA3.0@OUTLOOK.COM
TWITTER @YDLAN

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