COLUMNA INVITADA

España se resiste a la ultraderecha y le da un respiro a Europa

Vox, el partido de ultraderecha, ultranacionalista y nostálgico de la época franquista, le apostó en estos comicios a una serie de medidas radicales que al final movilizaron al voto de izquierda y ahuyentaron al electorado de derecha más moderado

OPINIÓN

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Javier García Bejos / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La democracia, sistema perfectible como toda creación humana, es, hasta ahora, la forma política que mejores resultados le ha dado a la humanidad en términos de organización social, desarrollo, progreso y derechos individuales y colectivos. Como especie hemos conquistado toda una serie de importantes avances vía mecanismos como la construcción y fortalecimiento de la idea de ciudadanía, y de la participación e involucramiento de los individuos en la política. 

Esa demostración de ciudadanía y de participación se vio el pasado domingo 23 de julio en España en una jornada de vértigo, que si bien sitúa al país ibérico en un compleja situación política —más tarde explico por qué— por lo menos arroja un saldo final muy positivo para las democracias liberales de Occidente, y este es el rechazo al extremismo de la derecha más radical. 

Vox, el partido de ultraderecha, ultranacionalista y nostálgico de la época franquista, le apostó en estos comicios a una serie de medidas radicales que al final movilizaron al voto de izquierda y ahuyentaron al electorado de derecha más moderado, el resultado: pasó de tener 52 a 33 escaños, una debacle que ha sido recibida con optimismo tanto en España como en Bruselas, esta última nerviosa de lo sucedido en Suecia, Italia y seguro también pendiente de lo que pueda ocurrir en las próximas presidenciales de Francia, donde Marine Le Pen tiene cada vez más posibilidades de llegar al Eliseo. 

Es cierto que el resultado electoral de la noche del pasado domingo ha dejado un escenario de incertidumbre, ya que si bien el PP (Partido Popular) obtuvo la mayoría de votos, pero no la mayoría de escaños en el Congreso —España es un sistema parlamentario por lo que para poder formar gobierno, el candidato ganador tiene que, forzosamente, obtener la mayoría absoluta en el Congreso, 175 escaños más 1— y dado que aún en alianza con Vox las posibilidades de darle la investidura a Alberto Núñez Feijoó son casi nulas, ello le da la posibilidad a Pedro Sánchez, del PSOE (Partido Socialista Obrero Español) de repetir mandato. 

La clave en esta panorama reside en que para que la segunda investidura de Sánchez sea posible, necesita del apoyo de dos peculiares partidos, PVN, del País Vasco, y Junts, de Cataluña, liderado por Carles Puidgemont, pieza clave en el referéndum independentista de Cataluña, exiliado y con órdenes de aprehensión en su contra por supuesta malversación de fondos. Ambos partidos, y esto es lo que los hace peculiares, han sido activos promotores del independentismo de sus comunidades autónomas. Qué gran ironía que hoy jueguen un papel decisivo para que se pueda formar gobierno en un país que no reconocen como el suyo.
Esta singular coyuntura puede provocar que haya bloqueos para poder formar gobierno o bien, que se convoque a unas nuevas elecciones, situación que no es nueva para el país, puesto que esto ya ha sucedido en 2016 y 2019. 

Por ahora permanece en suspenso si España tendrá o no un presidente a raíz de estos comicios, sin embargo, el mensaje esperanzador que envía el país ibérico a las democracias liberales es que es posible evitar los extremismos en un época plagada de ellos —y esto sucede hoy en día en todos los espectros de la política—, y creo que esa es una magnífica señal para levantarnos el optimismo a todos los que nos asumimos demócratas.

 

POR JAVIER GARCÍA BEJOS

COLABORADOR

@JGARCIABEJOS

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