POLITEIA

Empecemos por Villa

La historiografía seria y estudios recientes han dejado en evidencia que la brutalidad, la crueldad y los excesos fueron la marca más clara del villismo

OPINIÓN

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Fernando Rodríguez Doval / Politeia / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Se han cumplido cien años del asesinato de Francisco “Pancho” Villa, uno de los caudillos de la revolución mexicana más celebrados por la historia oficial. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador incluso ha declarado a 2023 como “el año de Francisco Villa”.

Sin embargo, la historiografía seria y estudios recientes han demostrado que Pancho Villa lejos estuvo de ser ese humilde líder que se levantó en armas contra los oligarcas para conseguir mejores condiciones para su pueblo. Por el contrario, ha quedado en evidencia que la brutalidad, la crueldad y los excesos fueron la marca más clara del villismo.

El historiador Reidezel Mendoza ha publicado diversos estudios que desmitifican a Villa. Uno de ellos lleva por título “Crímenes de Francisco Villa”, en donde se acredita que Villa fue un hombre extremadamente sanguinario, que lo mismo violaba mujeres que asesinaba sacerdotes, niños y gente inocente, En un reciente artículo, Sergio Sarmiento también ha recordado los crímenes más execrables del prócer.

La revolución mexicana fue un proceso enormemente complejo. Comenzó como una lucha democratizadora por parte de Francisco I. Madero, pero después degeneró en múltiples peleas entre facciones y caudillos, muchos de los cuales carecían de un proyecto claro y simplemente buscaban el poder. En medio de esas luchas, la población civil padeció matanzas y hambrunas.

Es verdaderamente esquizofrénico que la historia oficial conmemore, como si fueran parte de un mismo bando, a personajes que en vida se combatieron despiadadamente entre ellos. No olvidemos que Emiliano Zapata se levantó en armas contra Madero en el Plan de Ayala; después Zapata y Villa combatieron contra Venustiano Carranza, quien los derrotó y mandó asesinar al primero. Más tarde, el grupo de Sonora, encabezado por Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, venció y asesinó a Carranza y también a Villa. Muchos de ellos incluso están enterrados juntos en el monumento a la revolución, por increíble que parezca.

En México, la historia se ha utilizado con fines políticos y ha engendrado regímenes autoritarios. Lo hizo Porfirio Díaz, lo hizo el régimen priista y ahora lo hace el gobierno de López Obrador, quien se asume como la continuación –la “cuarta transformación”— de todos los santos laicos de nuestro panteón.

López Obrador no se ve a sí mismo como un político con limitaciones, cualidades y defectos que debe estar en todo momento sometido al contrapeso de las instituciones y del Estado de Derecho, sino como el sucesor legítimo de Hidalgo, Juárez y Madero, por lo que su misión salvífica requiere el poder total.

Esta visión es incompatible con la democracia. Por eso es tan importante desnudar y humanizar a los mitos de la historia oficial. Empecemos por Villa. 

POR FERNANDO RODRÍGUEZ DOVAL

POLITÓLOGO

@FERDOVAL


 

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