COLUMNA INVITADA

Cumbre CELAC-Unión Europea: el reto de la inequidad

Una nueva consciencia sobre la desigualdad estructural aparece en la cumbre. Por primera vez, todos se hablaron como iguales

OPINIÓN

·
Rodrigo Guerra López / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La reciente cumbre entre los miembros de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) y la Unión Europea al parecer dejó un buen sabor de boca entre los principales participantes. Más allá de temas particulares, las partes reconocen que, por primera vez, todos se hablaron como iguales. La Unión Europea buscó ampliar inversiones, la CELAC insistió en superar la comprensión de la región como una mera granja extractivista. Tendremos que esperar para ver resultados.

Una de las cuestiones más interesantes que estuvieron como telón de fondo en la cumbre, es la compleja inequidad reinante en América Latina. Recientemente CAF (Banco de Desarrollo de América Latina) dio a conocer en uno de sus informes sobre Economía y desarrollo en 2022, que el motor de las desigualdades en Latinoamérica es la “lotería de la cuna”, es decir, aquellos elementos que vienen dados por el origen de las personas asociados a su estructura familiar, a su lugar de residencia y a todas las variables que vienen definidas por el contexto en el que las personas nacen y crecen.

CAF no busca insinuar ningún determinismo inexorable. Sólo señala un hecho lamentable y que es precisamente remontable. Existe una inequidad de origen, que es del todo injusta, y que provoca que algunas personas cuenten con oportunidades para su desarrollo y otras no.

El condicionamiento —que no determinismo— es “estructural” y se evidencia empíricamente con la escasa movilidad social. Son necesarias más de 11 generaciones de media para salir del ciclo de la pobreza.

Lamentablemente, en nuestra región, las desigualdades, lejos de superarse, van ampliándose. Justamente en América Latina y el Caribe, el 50 por ciento más pobre de la población se lleva 10 por ciento de los ingresos. Mientras el 10 por ciento más rico recibe el 55 por ciento de los ingresos. Así las cosas, la desigualdad es como la infraestructura causal de la pobreza. Y la pobreza es inocultable. La pandemia la exacerbó. Karina Batthyány, de CLACSO, estima que más de un tercio de los latinoamericanos son hoy pobres, es decir, el 34 por ciento de la población, lo que equivale a 210 millones de personas.

Hubieron épocas en que hablar de “inequidad” y “causas estructurales de la pobreza” rápidamente era interpretado como simpatía con alguna modalidad de marxismo o al menos con ser parte de la “ideología de la CEPAL”. El hecho empírico es tan grande que en la actualidad prácticamente nadie se atreve a hacer este tipo de descalificaciones.

El Papa Francisco, consciente de las controversias del pasado y del presente, ha vuelto a hablar de la importancia de imaginar una “economía social de mercado” (19 de septiembre 2022).

Seguramente, no piensa en importar artificialmente un modelo europeo al corazón de la problemática de los países en vías de desarrollo. Creo que lo que señala es algo más esencial: hoy vuelve a ser necesario imaginar una economía que coloque “lo social” como lo sustantivo, y al “mercado” como lo adjetivo. Una economía de mercado al servicio de la solidaridad de las personas y de los pueblos, y no al revés. El camino para superar la inequidad, justamente está por ahí.

POR RODRIGO GUERRA LÓPEZ
SECRETARIO DE LA PONTIFICIA COMISIÓN PARA AMÉRICA LATINA
RODRIGOGUERRA@MAC.COM

PAL