La economía de México está creciendo con potencia. La cifra estimada (o experimental, como le llama el Inegi) es 4 por ciento a tasa anual. Eso fue lo que el propio instituto dio a conocer ayer y lo que festinó velozmente el presidente Andrés Manuel López Obrador minutos antes de concluir su conferencia matutina.
Es muy importante destacar que, si bien el indicador revelado ayer (llamado IOAE), es realmente una estimación muy temprana de lo que será el crecimiento verdadero del país, su intervalo de confianza es de 95 por ciento.
Llama la atención que las actividades terciarias; la economía de los servicios, arrojó un crecimiento en junio, a tasa anual, de 4.3 por ciento, con un intervalo que en el límite superior pudiera llegar hasta 5.7 por ciento.
Con esto se infiere que ese sector está siendo un motor de crecimiento muy relevante en el período pospandemia, sin demérito de las actividades secundarias, principalmente las manufacturas de exportación, que tienen pesos específicos muy relevantes en la economía.
¿Es verdad que este crecimiento es resultado del modelo de “economía moral” y del “humanismo mexicano”, como sostuvo ayer el Presidente? La verdad es que no.
El país crece por varias razones, la principal es por la integración comercial internacional, que hace que los 127 millones de habitantes del país vivan en un mercado altamente competitivo, sobre todo en industrias globalizadas, como tecnología, alimentos, movilidad, bienes de consumo, bienes duraderos, etcétera y con una gran influencia de la economía estadounidense, a la que estamos fuertemente integrados.
Si a eso se añade que hay finanzas públicas prudentes y que se mantiene la calificación de la deuda en grado de inversión en un entorno de libertad cambiaria, entonces el resultado es muy positivo, como lo estamos viendo.
Al gobierno de AMLO le convendría explicar a la población los beneficios de la globalización comercial.
Eso facilitaría el entendimiento económico de la población, sobre todo, durante los ciclos negativos, cuando por la incomprensión se quieren buscar culpables entre los adversarios políticos.
WHITE & CASE
El prestigioso despacho de abogados White & Case acaba de incorporar a Eugenio Bernal como socio de su práctica global de financiamiento de deuda.
Es un experto en materia de regulación e insolvencia bancaria, así como en reestructuras. Anteriormente fue director jurídico en BBVA México.
EL BAJÍO
Ya está muy cerca la expansión de la cadena de restaurantes mexicanos El Bajío a España, concretamente en Madrid, donde ha proliferado en los últimos cinco años la gastronomía de México. La empresa que dirige Raúl Ramírez Degollado avanza a buen ritmo para llevar a esa nación el concepto que creó hace casi 52 años en la avenida Cuitláhuac la fenomenal Carmen “Titita”. Bien.
POR CARLOS MOTA
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